Pedro Sánchez (izda. ) y Eduardo Madina. El pedrismo prendió entre la militancia del PSOE andaluz, incluidos la mayoría de los dirigentes, por el convencimiento de que Eduardo Madina ha jugado un papel antiSusana en la operación política que se abrió en el partido tras anunciar Alfredo Perez Rubalcaba que daba un paso atrás. La ejecutiva regional del PSOE-A anunció que iba a ser «neutral» en el proceso y aseguró que brindaría los mismos apoyos a todos los candidatos para su campaña recogiendo avales. La secretaria general, Susana Díaz, dio orden expresa a los pesos pesados de su ejecutiva y a los secretarios provinciales para que no adoptaran ningún gesto público de apoyo a ninguno de los aspirantes. Con todo, nunca ha sido un secreto que los socialistas andaluces eran de Pedro Sánchez, quizás por descarte de Madina, y porque ha cundido el argumento en el ideario socialista andaluz de que el diputado vasco abrió el congreso a la militancia y maniobró, ayudado por Rubalcaba y Elena Valenciano, para dificultar que Díaz pudiera compatibilizar la secretaria general y la presidencia de la Junta, cerrándole el paso hacia Ferraz. Sea o no verdad, hayan existido o no presiones del aparato a favor de Sánchez, como ha intentado denunciar el equipo de Madina él públicamente no ha suscrito esa teoría, la militancia del PSOE andaluz, la más numerosa y posiblemente la que tiene la llave de Ferraz, ha inclinado la balanza. El tercero en liza, y curiosamente el único de origen andaluz en la contienda, José Antonio Pérez Tapias, que también cuenta con apoyos decisivos en el PSOE de Granada, logró ayer en el tiempo de descuento colarse en la contienda que dirimirán los militantes en voto secreto en urna el próximo 13 de julio. Pedro Sánchez arranca la carrera hacia la secretaria general con casi doble de avales que Eduardo Madina. 36.070 frente 26.000, según los datos oficiales ofrecidos ayer. 13.000 de los apoyos de Sánchez son de Andalucía, la mayoría del PSOE sevillano la cuna de Díaz que aporta unos 4.500, según fuentes de su candidatura. Madina ha recabado 4.000 apoyos en Andalucía, una federación con 45.655, un 23% del total de toda España, uno de cada cuatro con derecho a voto. Son ellos los que pueden inclinar la balanza en una carrera que nació con Madina, miembro de la anterior ejecutiva federal, como favorito frente a un Sánchez, militante de base, menos conocido, sin cargo orgánico y que tiene en su manga un as: el apoyo tácito del PSOE andaluz. Sánchez visitó ayer Andalucía y cerró su precampaña en Sevilla, su territorio más importante, en un acto con lleno. El candidato expresó ayer su «inmensa gratitud» por la confianza recibida y admitió que han conseguido «desbordar» sus previsiones iniciales. También ha logrado el apoyo fundamental de Valencia, una de las primeras federaciones que salió a pedir a Díaz que diera un paso al frente. El principal patinazo de este candidato durante su campaña ha tenido como protagonista el envite soberanista de Cataluña. Sánchez defendió un trato fiscal «singular» para la comunidad catalana y su reconocimiento como nación, rompiendo la hoja de ruta del federalismo simétrico que el PSOE trazó en su Conferencia de Granada. Ayer trató de corregir de nuevo sus posiciones defendiendo un sistema de financiación «específico» para cada comunidad. Los dirigentes del PSOE andaluz seguirán guardando las formas, pero desde la segunda fila ahora se apretará para que Sánchez venza la batalla final. Con él en Ferraz los más veteranos creen que todo será más fácil.