Pedro Sánchez intercambia confidencias con Susana Díaz, ayer en el mitin de Vícar (Almería), en presencia de Micaela Navarro. / Carlos Barba (Efe)Susana Díaz y su secretario general Pedro Sánchez no coincidían en un acto público desde el pasado noviembre. Hace cuatro meses que los dos máximos referentes del PSOE no aparecían juntos y, en ese intervalo, la presidenta de la Junta adelantó las elecciones andaluzas al 22 de marzo. Lo que haga ella ahora, ante un escenario político fragmentado y con la entrada de fuerzas emergentes como Podemos y Ciudadanos puede condicionar la estrategia política del PSOE en las municipales, en las autonómicas y en las generales.La expectación era máxima ayer en el primer mitin de campaña juntos, en Vícar, un municipio almeriense de 24.000 habitantes. Aparecieron juntos en el polideportivo, sonrientes, abrazándose y alzándose los brazos en señal de unidad y victoria. La multitud hizo que tardaran 15 minutos en llegar desde la puerta al escenario. Más de 3.000 personas abarrotaron el pabellón, según fuentes socialistas.Sánchez llegó con un discurso intenso, enérgico y preparado –lo leyó en dos pantallas frente a sí–, donde empezó por reconocer que el resultado de las andaluzas le marcará el paso. «Comencemos ese nuevo tiempo que necesita España desde aquí, desde Andalucía», dijo, ante un público entregado. «Los andaluces derrotaréis a la derecha. Me siento orgulloso de pertenecer a un partido que creyó en Andalucía y con ello consiguió cambiar España», siguió. Pese a sus discrepancias, pese a las suspicacias que se despiertan el uno al otro –aún hay voces que pronostican que Díaz le arrebatará a Sánchez la silla de candidato a la Presidencia del Gobierno– ahora ambos se necesitan. El secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, junto a la secretaria general del PSOE-A y candidata socialista a la presidencia de la Junta de Andalucía, Susana Díaz. / EFELos tiempos electorales este año están tan constreñidos, y la amenaza de Podemos es tan cierta, que una grieta en el seno del PSOE supondría un alto riesgo. «¡Unidad, unidad, unidad!», gritó Sánchez ante una Susana Díaz que le escuchaba impávida desde la primera fila, «¡vamos a hacer que Andalucía siga siendo socialista, y que España sea socialista!». El mensaje de Sánchez, que aspira a ser el candidato a la Presidencia del Gobierno en las primarias de julio, quedó meridianamente claro en una sola frase: «Forjemos Susana, tú y yo, una nueva alianza con el resto de España con un Gobierno socialista en San Telmo y en la Moncloa». Para más señas: «Susana, tú a San Telmo, y yo a Moncloa». Ella ignoró el mensaje en su intervención, se mostró distante y fría. No hay feeling entre ellos, y no hay ganas de aparentar otra cosa. Sánchez terminó con un duro ataque al presidente Mariano Rajoy. Dijo que desmontará todas sus políticas si gana las generales –«voy a derogar la reforma laboral»– y puso como ejemplo el Gobierno de Díaz.La candidata socialista tomó la palabra (por la noche se le agrava la afonía) agradeciéndole a Sánchez «de corazón el apoyo y el cariño en todos los días de la campaña». Díaz también es consciente de que su destino en estas elecciones marcará el devenir de su partido. «El 22M es un momento histórico», dijo, «no es casualidad que nos mire toda España, ni que seamos la ilusión de todos los socialistas en España. Me piden ‘sé diferente’ y no voy a defraudar».Durante el día de ayer, desde el PP hicieron correr el rumor de que la presidenta iba a usar un supuesto parte médico para ausentarse del debate en TVE del lunes. Ella lo negó tajantemente por la mañana, y en el mitin aseguró: «No estoy enferma, estoy embarazada, como muchas más andaluzas. Lo más grande que me ha pasado en la vida es que voy a ser madre, y ser presidenta de los andaluces». La candidata socialista, sudando a chorros, hizo una encendida defensa de sus políticas sociales, sobre todo en educación, y subrayó que su obsesión es crear empleo. La frase que más machaca es: «esto no pasa en el resto de España». La usa cuando habla de la gratuidad de los libros de texto, de la atención a dependientes, de las tasas universitarias reducidas...«¡De Almería vamos a la victoria en Andalucía!», arrancó Díaz. Almería es un bastión inexpugnable del PP –más del 50% de los electores les votaron en 2012– y es la provincia donde el PSOE aspira a inclinar la balanza a su favor. Hay 12 diputados en juego: ahora siete son del PP, cuatro al PSOE y uno a IU. El expresidente del PP, Javier Arenas, ha encabezado la lista por Almería en las últimas elecciones, esta vez dio un paso atrás, pero se mantiene en el número cuatro. «Ya está bien de darle actas de diputado a gente que son de otra provincia y no trabajan por Almería», gritó el secretario general del PSOE almeriense, José Luis Sánchez Teruel.La ausencia de SánchezLa ausencia del secretario general del PSOE en esta campaña electoral se ha ido engrandeciendo por varias razones: primero porque ha sido la propia candidata socialista quien ha limitado a dos las visitas de Sánchez a Andalucía –la de ayer en Vícar y el cierre en Sevilla–. Díaz ha mantenido una distancia de seguridad del líder del PSOE, pero también lo ha hecho respecto a su propio partido. Apenas menciona la palabra PSOE en sus mítines o en sus actos, habla de tú a tú con los electores, y hace promesas en su nombre, no en el de su formación. Al final el PP ha adivinado que podía explotar la ausencia de Sánchez, en contraste con la sobreexposición de Mariano Rajoy y sus ministros en esta campaña. Este fin de semana será el gran desembarco popular. Y Díaz ha tenido que contraatacar. «Dice que va a desembarcar el Gobierno entero de Rajoy, ¿y qué va a dejar para el resto de España? ¿Qué van a pensar en Cataluña, Valencia, País Vasco o Galicia? ¿Quién se está dedicando a gobernar España?», advirtió ayer la candidata.