Cultura

Pellizcos irregulares de La Susi

Ciclo Jueves Flamencos. 21 de enero. Lugar: Sala Joaquín Turina de Cajasol. Artista invitada: La Susi. Guitarristas: Alfredo Lagos y José Luis Rodríguez. Palmeras: Pilar Heredia, La Marquesita y Mercedes Amador. Entradas: Algo más de medio aforo.

el 22 ene 2010 / 18:16 h.

La Susi era la primera vez que cantaba sola en un teatro de Sevilla, según su propia información. ¿Es cantaora para ser programada sola en una sala como la que lleva el nombre del insigne Joaquín Turina? No la llenó de público, a pesar de que no es de mucho aforo. Sin embargo, los aficionados que fueron salieron contentos con la actuación de la alicantina-sevillana, que se presentó en el ciclo con dos magníficos guitarristas y tres palmeras bellísimas y muy puestas, su hija Mercedes entre ellas.
No sé lo que le ocurría, pero la cantaora estaba hecha un flan y tuvo problemas con los monitores del equipo de sonido –es la norma en esta sala, al parecer–, una toquilla negra de encajes y los zarcillos. Y con un gallillo que se le coló y la destempló un poco. "Estoy malita", dijo.

Pero como es una gran artista, se fue creciendo y cuajó un recital con altibajos pero con momentos de enorme emoción. Los buenos artistas tienen que crecerse ante las adversidades y pelearse con todo lo que se le ponga en contra y le impida ejercer su arte con tranquilidad. Rozada y todo, se fajó con los cantes del labrantío jaenero, sacando unos melismas y una musicalidad valderramera, aunque con su estilo inconfundible, con esos pellizquitos calés que le mete al cante Susana Amador. No habíamos escuchado jamás unas temporeras tan lastimeras.

Templada la voz y centrada con las guitarras, se peleó con las seguiriyas de una manera casi dramática; era una pelea de manta y faca, en la que cante y cantaora salieron heridas evocando el Apregonao de Tomás y saliendo de la trifulca con un ritmo endiablado. Las malagueñas con abandolaos las sacó también con apuros, aunque con hondura. Curiosamente, las cantaba el mismo día de la muerte de Chacón en Madrid, en 1929. Las soleares le sirvieron para hacerse definitivamente la voz, dándonos una variada remesa de estilos, en la que tuvieron su sitio Fernanda y Mairena.

La artista recuperó el oxígeno en los tangos festeros y las bulerías cupleteras de la histórica Pastora Pavón. Antes, la vidalita marchenera y valderramera nos dejó boquiabiertos. Irregular concierto, con momentos que nos trajimos no en la cabeza, sino en la piel. El cante jondo tiene estas cosas.

  • 1