Durante la semana el entrenador del Sevilla, Manolo Jiménez, había repetido hasta la saciedad que el partido más importante de la historia era el del Deportivo. Frase tan grandilocuente, como increíble. Y es que en fútbol, se quieren buscar resquicios para hacer determinadas cosas que al final caen por su peso. Si tan importante era, hubiesen estado desde el principio Keita, Capel y el Pichichi Luis Fabiano, y no hubiesen salido para intentar arreglar lo que se había puesto tan difícil que terminó con derrota.
Me pregunto. Si tan importantes son los que salieron, ¿repetirán ante el Fenerbahçe? Les aseguro que los tres serán de la partida ante los turcos. El fútbol tiene las verdades del barquero y por mucho que me hablen de rotaciones, soy de los que pienso que deben salir los mejores o los que mejor están y los cambios (rotaciones) hacerlos cuando sean necesarios. Prueba evidente, es que esos futbolistas que dicen que van a rotar salen al campo cuando llegan las dificultades. Tiren de hemeroteca y verán cómo sucede en todos los equipos que la practican. Ojo que son mayoría, incluyendo a los turcos del Fenerbahçe.
Tentación. El partido de Coruña es historia. El pensamiento, por mucho que intenten aislarlo, estaba en el partido de mañana. Unos cuartos del final de Champions es un sueño y más cuando el rival es asequible. Ahora bien, si llega el momento de seguir adelante, de nuevo habrá la tentación de rotar en el siguiente adversario y seguirán restándose partidos de liga. Hay 5 puntos de diferencia con la zona Champions, aprietan los de UEFA y el Sevilla en la competición doméstica no entra donde quiere su presidente, que es donde están los dineros del fútbol. Las palabras para saber apreciar en toda su dimensión las dos competiciones parece que no han calado en los futbolistas.
