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Pensando ya en el año que viene

Como manda la tradición en cualquier feria o fiesta, el espectáculo de fuegos artificiales sirvió anoche como cierre a las jornadas festivas que Utrera ha venido celebrando desde la noche del pasado jueves.

el 15 sep 2009 / 11:26 h.

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Como manda la tradición en cualquier feria o fiesta, el espectáculo de fuegos artificiales sirvió anoche como cierre a las jornadas festivas que Utrera ha venido celebrando desde la noche del pasado jueves. Ahora, los utreranos cuentan ya los días que faltan para la del año que viene.

Ha sido la de 2008 una feria "tranquila", según aseguraba ayer el concejal de Fiestas Mayores, Juan Luis Montoya, quien realizó un primer balance, "muy positivo", de las fiestas en honor a la Virgen de Consolación. Montoya afirmó que las intervenciones de los servicios sanitarios y de seguridad se han reducido bastante en relación al pasado año.

Y como ejemplo ponía el caso de los médicos, que "han atendido menos de la mitad de asistencias que en 2007", algo lógico al comprobar que el número de visitantes al recinto ferial también ha disminuido.

Un recinto con menor afluencia de público, y otros locales con mayor demanda de lo habitual. Las agencias de viajes de Utrera han visto estos días incrementarse los clientes y han sido muchos los utreranos que han preferido escaparse de la ciudad, ya que "sale más barato irse de viaje que estar en la feria", afirmaba Ana Molina, trabajadora de una de las agencias del municipio.

Las asistencias realizadas en el real han sido las habituales: "intoxicaciones etílicas, incautación de top mantas,?", según afirmaba Juan Luis Montoya. Lo único destacable tuvo lugar cuando Consuelo, una utrerana que estaba embarazada de algo más de ocho meses, se puso de parto en la propia feria.

Según comentó el jefe de Protección Civil, Juan Diego Carmona, "fue trasladada al CHAR, y de ahí al hospital Virgen del Rocío de Sevilla, donde dio a luz".

Sin duda anécdotas que van a estar en la memoria de todos los que han disfrutado de una feria que acogió la celebración de la primera boda que se organiza bajo los toldos de una caseta, y que se convirtió en foco de polémica ante el retraso de la recepción de éstas por parte de los caseteros. Ya todo es historia.

Mientras, la ciudad efímera en que se convierte el real de la feria vivía sus últimas horas, en un día donde la afluencia de personas se vio de nuevo mermada, quizás al coincidir con una jornada laboral en otras localidades cercanas. Sin embargo, esto no fue un impedimento para que miles y miles de personas se acercaran hasta el santuario de Consolación para rendir pleitesía ante la patrona de Utrera.

Desde primeras horas de la noche del domingo y hasta el último momento en que el templo permaneció abierto ayer, utreranos y peregrinos se entremezclaron para mostrar su fe a la del barquito en la mano. Flores, velas, cantes y vivas a la Virgen de Consolación se sucedieron ante una devoción cinco veces centenaria.

La tradición, las promesas, el cariño a la Madre de Utrera, donde muchas generaciones de familias han acudido, como llegaron ayer, puntuales, a la cita que cada 8 de septiembre tiene lugar. Una devoción a la que, desde siempre, han cantado y escrito figuras como los Álvarez Quintero, Enrique Montoya, José María Pemán o El Pali, entre otros muchos, para los que esta pequeña imagen gótica fue muy importante.

Como suele decir el cardenal de Sevilla, Carlos Amigo, "Consolación es algo más que una advocación y un santuario, es un símbolo, una forma de ser y de sentir para todo un pueblo".

Hasta el próximo año, la patrona de Utrera esperará a sus fieles presidiendo el santuario y pensando, quizás, como aventuró ayer el párroco de Santa María y rector del santuario, Diego Pérez, que en 2014 vuelva a acoger la celebración de un nuevo Año Jubilar, coincidiendo con el cincuentenario de la coronación canónica.

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