Así empezó y así acabó el Betis.
Cuarta jornada sin ganar, ni un gol al portero suplente del peor equipo de Segunda, ni una ocasión clara a la peor defensa de la categoría, ocho a favor de uno de los ataques más endebles del campeonato... La enumeración de hechos para resumir el ridículo y la vulgaridad del Betis en Castalia puede alargarse hasta el infinito, como infinita es la desesperante capacidad del equipo para ir de mal en peor. Primero fue su deplorable segunda parte en Vallecas, luego lo bailó el todopoderoso Real Unión y ayer, en el campo del colista, demostró que no ha tocado fondo. ¿O sí? Por su bien, que así sea y que episodios como el de Castalia no se repitan. Que la defensa no vuelva a temblar en cada córner o falta al área, que el centro del campo no se someta a cualquiera que se le ponga delante, que Caffa y Odonkor desborden a algún rival algún día... A día de hoy, sin embargo, no parece que el rumbo vaya a cambiar. No mientras Arzu siga de central sólo porque no hay otro mejor, no mientras Sunny tenga que ¿llevar la manija?, no mientras Emana se esconda... Y no mientras los revulsivos sean Rodri e Israel. Antonio Tapia defiende que tiene "una gran plantilla". Alguna vez tendrá que sacarle frutos, ¿no? O eso o la plantilla no es tan "gran".
