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Per tu ploro, Nebrera

Van ya más de quinientos años desde que Elio Antonio de Lebrija, el gran humanista andaluz, escribiera la primera Gramática Castellana, entonces ya, otro cretino no encontró mejor argumento para criticar al lebrijano que su acento andaluz. Son más de cinco siglos y siguen...

el 15 sep 2009 / 21:10 h.

Van ya más de quinientos años desde que Elio Antonio de Lebrija, el gran humanista andaluz, escribiera la primera Gramática Castellana, entonces ya, otro cretino no encontró mejor argumento para criticar al lebrijano que su acento andaluz. Son más de cinco siglos y siguen, y el pueblo andaluz responde con el mismo desprecio, olvidándose hasta de sus nombres, que los tienen. Nunca los andaluces estuvieron dispuestos a situarse en las bajuras de estos incontinentes de lengua floja.

Desde España nunca se nos ha comprendido bien y todavía en el imaginario televisado de hogaño, el acento andaluz está reservado para chachas, presos y, antes, emigrantes. Lo grave, sin embargo, no es éso, a lo que estamos fatalmente acostumbrados, es que una vez más la derecha española, ahora militante en el PP, da muestras de no haberse adaptado a la modernidad constitucional y lo deja claro, de otra forma, sólo con ver la esponjita de un micrófono. No nos ofenden pero, al menos, constatemos que hay andancia en el PP, que muchos de sus dirigentes, cuyas gracias también he olvidado, insisten, comprenden mal Andalucía y peor toleran que vayamos por España y el mundo sin borricos ni alpargatas.

No hace falta que Monserrat Nebrera se disculpe, ni que por ella lo haga Arenas, ni siquiera que pida perdón Rajoy. Mejor, déjennos disfrutar sabiendo que ya estamos conectados a la alta velocidad, sin pasar por Madrid, con Cataluña, otro pueblo como el nuestro, sabio y milenario. Los andaluces difícilmente perdemos el acento, así llevamos siglos, no cambiamos, pero parece que otros pierden el seny a la misma velocidad que llega a sus estaciones el tren del progreso. Pepe Ventura, Pep -recupero la memoria- nació en Jaén y es el padre de la sardana. En su pena, por la pérdida de su mujer, compuso una bellísima sardana con su llanto: Per tu ploro. Lloro por ti. Hoy, Monserrat Nebrera, llorar no toca. Nos das lástima.

Licenciado en Derecho y Antropología

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