Cultura

Peret: "La rumba catalana es un arte tan serio como el flamenco"

Peret, Los Chichos y Kiko Veneno actúan este viernes en el Auditorio Rocío Jurado a las 23.30 horas dentro de la Bienal de Flamenco.

el 16 sep 2010 / 19:42 h.

-Con motivo de la XVI Bienal de Flamenco, va a actuar esta noche en el Auditorio Rocío Jurado junto a Kiko Veneno y Los Chichos. ¿Qué nos vamos a encontrar sobre el escenario?

-[Risas]. Pues mira, a tres artistas muy guapos y llenos de alegría, repartiendo amor a destajo y con muchas ganas de servir al público. Sobre todo un ambiente propicio para que la gente no pare de cantar y bailar.

-¿Habrá algo especial, alguna sorpresa quizás?

-A mí me gustan muchos los tríos, pero no sé si ellos se dejarán... Si no me enfadaré con ellos [sigue entre bromas]. No, en serio, algo especial haremos, pero eso lo dejo para los que se atrevan a venir a vernos.

-Hay quien dice que la Bienal es un acto muy serio sobre el flamenco y que ustedes no deberían haber formado parte.

-El que haya dicho eso es que no me conoce, ni a mí ni a mi estilo. Yo no hago flamenco, yo hago rumba catalana. Y la rumba catalana es un arte tan serio como el flamenco. Las cosas serias son las que se dicen y hay que llamar a las cosas por su nombre.

-Kiko Veneno ha dicho que si hubiera nacido en Barcelona, como usted, habría tenido más éxito.

-Es cierto que influye mucho el lugar donde estás, el lugar en el que te crías y, sobre todo, lo que mamas. En Sevilla son las sevillanas y, en Cataluña, la rumba catalana. Pero no creo que si hubiera nacido en Barcelona le huiera ido mejor, porque es imposible. Ya le va bien. Éste es que pide mucho...

-¿Tanta diferencia hay entre el flamenco y lo que usted hace, la rumba catalana?

-Hay, y mucha. Desde la guitarra al vestuario, que son totalmente diferentes. No es que una sea mejor que la otra ni mucho menos. No hay que criticar, sino respetar y saber de lo que se habla. La rumba catalana es para vivirla y sentirla, igual que el flamenco.

-¿Teme que en Cataluña prohíban el flamenco como los toros?

-Esa pregunta duele. [Se pone serio]. El flamenco me gusta, aunque no lo cante de cara al público, pero en mi casa siempre me pongo con la guitarra a cantar. Pero es que yo a los políticos no los entiendo... Les canto para que ellos nos entiendan a nosotros, pero me es muy complicado entenderlos.

-Entonces, usted estará de acuerdo en que el Flamenco sea reconocido como Patrimonio de la Humanidad...

-Por supuesto. Amo al flamenco. Es una pena que fuera de Andalucía no se tenga en cuenta la importancia de las raíces. El flamenco es una raíz. Mucha gente en su época fue embajador de su país con su cante y ahora no entiendo cómo cuesta tanto ver una evidencia. Nosotros cantamos hoy en el Auditorio Rocío Jurado, ella fue la mayor embajadora de la copla y porque los tiempos cambien, todo se va al traste. Hoy preocupa más hacer algo comercial. Si hicieran un tango con letras comerciales, volvería a ponerse de moda.

-¿Tan deteriorada está la copla?

-Desgraciadamente, sí. Vivimos una época un poco loca. Nada más que queremos música de disco, sin querer ver más allá de unas simples notas. Antes existían las letras, hoy han desaparecido. Pero sigue habiendo buenos músicos y gente que sigue luchando para sacarla adelante.

-¿Cómo tiene tanta energía para subirse a un escenario? ¿Los años no pesan?

-El público es el que tiene que tener fuerzas para aguantarme a mí. En Málaga hice un concierto y me preguntaron que qué quería para estar cómodo. Yo lo único que pedí fue una guitarra, un micrófono y una silla. Eran 45 minutos de concierto y al final estuve dos horas. Se es joven de espíritu y eso es lo importante en la música. Cuando me subo al escenario no me acuerdo de la edad, sólo quiero que mi público disfrute conmigo. Lloramos, reímos, bailamos y cantamos; eso sí, los que me puedan seguir el ritmo.

-Desde que empezara con los cuplés, sigue estando al pie del cañón, ahora con De los cobardes nunca se ha escrito nada.

-Empecé y sigo con los cuplés. En este disco están mis raíces, que nunca se deben olvidar. Hay cuplés, tangos y, sobre todo, mi rumba catalana. Ella es mi amor y el amor hay que tenerlo siempre a tu lado. Como te he dicho antes, si los políticos hablaran y entendieran un poco más de amor, las cosas cambiarían.

-¿Cree usted que el amor es el antídoto de esta crisis?

-Hace un año le canté a los políticos. El día anterior del concierto, ellos estuvieron en la televisión y hablaron de todo estupendamente [dice irónico] de transparencias, de economía... Pero cuando los tuve delante, les dije que si hablaran un poco más de amor entenderían mejor lo que pasa. El flamenco, como la rumba, hablan de amor y por eso la gente se siente identificada y encuentran muchas soluciones con nuestras canciones.

-¿Por eso sigue en la brecha?

-Sí, claro. Mi próximo disco está ya horneándose. Hay un dicho que dice que quien no trabaja no come, y a mí, desgraciadamente, me gusta mucho comer.

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