Cultura

Pérez Escolano: «Declararía Manhattan Patrimonio de la Humanidad»

Este arquitecto y catedrático de la Hispalense ha desarrollado un trabajo incontestable como urbanista, investigador y teórico. La Junta de Andalucía le reconoce ahora con el Premio Andrés de Vandelvira de Patrimonio 2009

el 14 nov 2009 / 19:18 h.

Víctor Pérez Escolano.
-->--> -->

-Está usted en racha. Encadena este premio con otro a la trayectoria investigadora que le otorgó la Universidad de Sevilla. ¿Qué le debe la arquitectura andaluza?

-Uno lleva muchos años y, quizás, sí, ya tocan... Pero a mí nadie me debe nada, yo simplemente hago mi trabajo. Es cierto que muy pocos arquitectos optaron en los años 60 por el camino académico. Quizás este papel pionero en actividades poco convencionales, como el inicio de un trabajo de investigación consciente y sistematizado en una materia donde no existía, puede estar detrás de todo esto.

-La Junta le ha entregado un premio que pertenece al ámbito cultural. ¿Cree que la arquitectura actual es sensible a las tendencias del pensamiento y las prácticas culturales?

-Pienso que sí, la arquitectura tiene una vertiente patrimonial que hay que hacerla crecer y hacerla productiva. Lo que pasa es que existe un concepto ultraconservador que define el patrimonio sólo como lo viejo. No hay que olvidar que todo aquello que hoy es monumental en su día fue moderno, innovador, una creación. Por tanto, es una paradoja pensar que en los tiempos contemporáneos no cabe la creación patrimonial. Esto es insostenible.

-¿Está sucediendo así en el caso particular de Sevilla?

-A ver, lo contemporáneo tiene una dimensión patrimonial, pero no todo lo que hacemos tiene esa consideración. En los últimos 60 años se ha construido más que en toda la historia de la humanidad, y se han hecho algunas cosas bien y muchas otras muy mal. Por tanto, en Sevilla no cabe cualquier proyecto por ser innovador; si no es de calidad, será un proyecto fallido. Aunque tampoco estoy de acuerdo con que toda innovación es mala. El ataque a nuestros recuerdos infantiles no es un ataque al patrimonio.

-Pongamos ejemplos: el mercado de la Encarnación.

-Es un buen propósito, pero podría haber sido mejor. El error estuvo en el proceso concursal; se eligió a una joven promesa alemana, un arquitecto que está muy verde; ésta es su primera obra... ¿Qué de bueno hay en la decisión de la Alcaldía? Afrontar con ambición y una obra de gran impacto un tema que llevaba empantanado desde que se frustró el proyecto de Vázquez Consuegra en los años 80.

-¿Pero qué le parece el proyecto en sí, con las setas como elementos de la discordia?

-La Encarnación, en contra de lo que se cree, es un lugar moderno. Su aspecto actual obedece al derribo de un convento en el siglo XIX; la calle Imagen es de la posguerra y tampoco existe el colegio jesuita que hubo junto a la Universidad -las traseras de la Facultad de Bellas Artes son horrendas-. En este contexto tan transformado, una opción tan contrastante como la de las setas es coherente.

-Pues no le veo convencido.

-Es que me parece excesiva la introducción de un elemento de tanta complejidad formal. Está por ver qué va a pasar con él. La Encarnación es un centro de vitalidad ciudadana, y sólo funcionará con una buena gestión.

-Segundo ejemplo de cajón: la Torre Pelli. ¿Aquí también da una de cal y otra de arena?

-Es que, por un lado, es cierto que el riesgo de su ubicación ya no es un debate, porque está alejado de la tríada Alcázar-Catedral-Archivo de Indias. Su posición, al borde del río, le permite desarrollarse en altura. Ahora bien, se trata de un punto neurálgico y complejísimo para el tráfico, y la Torre Pelli va a incrementar esa dificultad de acceso a la ciudad.

-Pero usted no se significa en contra de los rascacielos...

-No, no. No me gusta ese recelo y hasta ensañamiento que hay contra los edificios altos en defensa de lo que se ha llamado el paisaje urbano histórico, el perfil de la ciudad. Esto es un error. En una ubicación correcta, un rascacielos es un elemento contrastante que puede funcionar muy bien, como lo fueron los alminares y los campanarios de las iglesias... y así hasta las chimeneas fabriles. El rascacielos es una identidad de lo contemporáneo. Yo, de hecho, declararía Manhattan Patrimonio de la Humanidad, para que así siga transformándose y elevándose.

-Todos los grandes proyectos que se emprenden en Sevilla vienen atravesados por la polémica y, sin embargo, el consenso en las Atarazanas con la llegada de La Caixa parece total.

-Me conozco muy bien la obra de Guillermo Vázquez Consuegra, y hará algo magnífico. De todas formas, soy un poco malicioso y pienso que cuando hay una entidad financiera y no una institución pública detrás de un proyecto como éste, los ataques son menores.

-_Dice precisamente Vázquez Consuegra que Sevilla sigue sin mirar al río como eje vertebrador de la ciudad. Viejo problema...

-El río es un espacio milagroso, una oportunidad que se perdió con la Expo'92 y que necesita un plan específico a escala urbana y supralocal ambicioso. Hay un factor de dificultad, y es la aberrante forma en que las autoridades portuarias actúan sobre el río Guadalquivir, como si fueran un virreinato.

-Queda en la ciudad una sensación de grandes agujeros por resolver. Tablada, El Prado...

-Como ciudadano, sin capacidad para juzgar en términos jurídicos, no entiendo cómo vecinos que residen en la privatización del antiguo Prado se oponen ahora a la construcción en ese mismo espacio de un edificio público. No soy devoto de Zaha Hahid, pero la ubicación de la biblioteca es la correcta. Que unos ciudadanos en posición de privilegio se opongan a que la Universidad complete el diseño de su parque edificatorio es aberrante. Me escandaliza. De todas formas, estos agujeros no hay que verlos como enfermedad de la ciudad, sino como una oportunidad. Están aumentando los espacios de disponibilidad urbana.

-Como patrono del Thyssen, cuente qué pasó realmente con el museo que iba a venir a Sevilla.

-Ésta es una cuestión confusamente publicada. Esto es una negociación particular de la baronesa respecto de su colección privada; no es competencia de la Fundación Thyssen. En todo caso, no veo que el futuro de los pabellones del 29, y uno le ofrecía el Ayuntamiento, pase por tener un uso museístico. Plantean muchas dificultades y no tienen versatilidad.

  • 1