Una decena de escritores de la llamada Generación Nocilla, todos ellos miembros de la antología literaria Mutantes, narrativa española de última generación, debatieron ayer sobre las características comunes de su obra. Durante el acto, organizado por la editorial Berenice, el escritor Luis Alberto de Cuenca describió la antología de Mutantes como "una operación intelectual de gran calado condenada a perdurar, muy en línea con lo que se hace en otros países".
A muchos de los autores que se reúnen en la antología de Berenice se les había catalogado dentro de la Generación Nocilla, pero ellos han preferido desmarcarse de ésta y denominarse "mutantes".
"Es un libro hecho por mutantes y para mutantes", ha declarado Juan Francisco Ferré -escritor y profesor visitante en la Universidad de Brown, Estados Unidos-, que ha sido el encargado de seleccionar los textos junto a Julio Ortega, un afamado crítico peruano. Lo mismo afirmó Germán Sierra, el escritor de más edad del grupo, quien apuntó que "ser mutante es la condición de todo ser vivo". Sierra se aventuró a destacar el "anti-idealismo como una de las características comunes de todo el grupo".
Imma Turbau, otra de las autoras presentes en la antología, también encontró puntos comunes entre sus compañeros. "Somos la primera generación que ha crecido sabiendo que cuando te haces mayor todo es mucho más confuso", dijo.
"Yo me he encontrado con una sensación de orfandad -apuntó el escritor Jordi Costa-, ya que no me identifico con la literatura española que nos precede". Todos han coincidido al señalar que "el tema generacional es irrelevante" y que, como declaró Juan Francisco Ferré, "no nos encontramos en una generación en el sentido del nacimiento".
