Deportes

Perotti o el recuerdo del mito: Enrique Montero

Fue la gran revelación del Sevilla la pasada campaña y quiere volverlo a ser en la que está próxima a comenzar. Diego Perotti, con su fútbol elegante de chispa y temple, se ha ganado a la afición, que a menudo pronuncia el nombre de todo un mito del sevillismo cuando le ve jugar: Enrique Montero.

el 16 sep 2009 / 06:41 h.

Fue la gran revelación del Sevilla la pasada campaña y quiere volverlo a ser en la que está próxima a comenzar. Diego Perotti, con su fútbol elegante de chispa y temple, se ha ganado a la afición, que a menudo pronuncia el nombre de todo un mito del sevillismo cuando le ve jugar: Enrique Montero.

Comparar a un recién llegado a la élite con un futbolista de la talla de Enrique Montero son palabras mayores. Sin embargo, cada vez son más los aficionados por cuya mente aparecen de repente imágenes del pasado cuando ven jugar a Perotti. Cada vez que el joven argentino coge la pelota, recorta y sale en velocidad, el recuerdo del futbolista de El Puerto de Santa María sale a la luz. Su legado sigue vivo a pesar de los años. No es para menos.

Montero debutó en el Sevilla en la temporada 1972/73, en Segunda, con 18 años. Luego se marchó cedido, para regresar definitivamente y arrimar el hombro en la división de plata. El exquisito futbolista debutó en la máxima categoría en la campaña 76/77, primera de las diez que estuvo defendiendo el escudo del club al más alto nivel. Internacional absoluto en tres ocasiones, todos ellos en partidos amistosos, lo fue también cinco veces con la sub 21 y seis con la Olímpica.

Sin embargo, el infortunio fue un compañero inseparable en su trayectoria deportiva. Especialmente recordada fue la lesión que sufrió durante el Trofeo Carranza de 1981, una de las más graves que se recuerdan en la entidad. Ocurrió al recibir una dura entrada de un jugador del Palmeiras cuando iba a ser sustituido. Aquel lance cercenó de cuajo su brillante carrera. Paradojas de la vida: ese mismo día había fichado por el Barcelona a cambio de 150 millones de las antiguas pesetas más los traspasos de Lobo Carrasco y Boquerón Esteban. Papel mojado a la postre.

Tras luchar en silencio por recuperarse durante dos años, Montero volvió a jugar. Lo hizo en el Sevilla hasta 1986, año en que se marchó al Cádiz, para terminar su carrera en el Racing Portuense, en su pueblo.

PASO A PASO. Montero ha dejado un recuerdo imborrable, un recuerdo que, desde hace ya unos meses, emerge con frecuencia por el Sánchez Pizjuán. La culpa la tiene un joven argentino que pie paso a gritos. Internacional sub 20 y sub 21 con su país, Perotti ha sabido aprovechar la oportunidad que le ha dado Manolo Jiménez, hasta el punto de que hoy día es uno más de la primera plantilla. El Monito, como así le apodan, ha hecho de su habilidad con el balón en los pies un arte, lo mismo que hizo en su momento el centrocampista portuense.

Muchos ven en la capacidad de desequilibrio de Perotti trazos de aquella habilidad que tenía Montero para deshacerse de sus rivales con un simple golpe de cintura, con un giro de tobillo... Aunque cada uno aporta sus propios matices al juego, ambos comparten un estilo similar. Mucho camino habrá de recorrer el joven talento argentino para llegar hasta donde llegó el futbolista portuense, pero su juventud -tiene 21 años recién cumplidos- y el saber estar sobre el campo que se le ha visto cuando ha tenido oportunidades, además de sus condiciones, dibujan un futbolista importante si nada se le tuerce. Y el bueno de Montero sonríe al verle jugar.

  • 1