Tan sólo doce meses después de que los trabajadores de Pickman La Cartuja retomaran la producción de vajillas, tras dos años y medio reivindicando la vuelta al trabajo, la empresa sufrirá a partir de septiembre un Expediente de Regulación Temporal de Empleo (ERTE), según informó ayer el comité de empresa. Con la vuelta de la producción dentro de un mes, cuando finalicen las vacaciones de la plantilla en agosto, los 90 trabajadores de la plantilla irán al paro de forma rotatoria en grupos de entre 20 y 30, para mantener la producción reduciendo los costes, en principio hasta diciembre.
Además del ERTE, el comité de empresa de la empresa de loza confirmaba que siete empleados serán despedidos. Manuel Román, uno de los afectados, se enteró de su despido por carta el 20 de julio, por lo que junto a otro compañero afectado decidió acampar junto a la empresa para "reclamar su puesto".
Según el secretario del comité de empresa, José Manuel Acuña, el empresario que compró Pickman el año pasado, Antonio Herrezuelo, les ha explicado que esta medida se ha tomado "en razón de una reestructuración de la plantilla por la falta de apoyo económico". Cuando Herrezuelo adquirió la empresa por 5 millones de euros, la Junta le prometió avales para continuar con la labor de la empresa de loza. Sin embargo, dichos apoyos no se han llegado a materializar, por lo que empleados, empresa y propietario se sienten "defraudados", ya que la Junta podría "haber hecho más".
Este empleado está pendiente de cobrar unos 10.000 euros, ya que asegura que la empresa lleva desde enero sin pagar las nóminas. El comité de empresa prefiere no pronunciarse. Pero el dinero no es lo más importante para Román, que llevaba 35 años haciendo las delicias de los amantes de las vajillas. Quiere recuperar su empleo.
El empresario, ante las réplicas de los dos trabajadores, "solo argumenta que no hay dinero y que se ha quedado sin respaldo de los socios", explica Román. Herrezuelo se negó ayer a contestar a las llamadas de este periódico.
Acuña asegura que el concurso de acreedores no se ha presentado, pero no descarta que ocurra, mientras Román insiste en que esta medida se aprobó el día 10 de julio, poco antes de su despido.
Al inicio de su andadura en el mercado de la loza, Herrezuelo aseguró que le sobraban 40 trabajadores. En vez de reducir la plantilla, gran parte de los empleados que deseaban volver a sus puestos siguieron_"su formación" en cursos. "Mientras tanto se beneficiaba del trabajo de estos talleres para cubrir sus pedidos", asegura Román. Sin embargo, el comité de empresa niega que estos trabajos se emplearan para su posterior comercialización.
Los trabajadores aprovecharon ayer para criticar la gestión del empresario, que consideran parte del problema. Con la reapertura, en la fábrica entraba loza que provocaba averías porque la maquinaria de la casi bicentenaria empresa no estaba preparada, asegura Román: "Se han tirado muchas vajillas". Los trabajadores critican también la falta de vigilancia, que tienen que hacer ellos mismos. Pero el comité de empresa defiende al empresario: su secretario afirma que su gestión es buena y culpa a la Junta por no haber colaborado.
