Rafael se encontró en una situación surrealista cuando en un partido que arbitraba hubo una pelea, arremetieron contra él y para protegerse se encerró en los vestuarios. Hubiera llamado a la Guardia Civil, pero Rafael es sordo y no podía pedir ayuda. Tuvo que esperar hasta que el delegado del equipo lo encontró y lo sacó de allí "mucho tiempo después", explica Rafael Moreno, de 38 años, traducido por una intérprete de lengua de signos.
Quizá parezca anecdótico, pero para un sordo el día a día está lleno de trampas: no oye los avisos en los aeropuertos ni las sirenas de emergencias; no puede hablar por teléfono. En persona se puede comunicar con gestos, leyendo los labios o escribiendo notas, pero no a distancia. Por eso suelen recurrir a intermediarios -intérpretes o familiares- que los acompañan a las gestiones más complejas.
Pero en situaciones de emergencia, un sordo no puede alertar al 112 o al 061, avisar a un médico, llamar a un taxi de madrugada, preguntar por una farmacia de guardia... Rafael lo ha vivido cuando le han pinchado las ruedas de la moto. ¿Cómo avisar a la Guardia Civil? ¿Y a la grúa? Por suerte no fue en plena carretera, porque los puntos SOS de emergencia son interfonos.
"Hemos hecho encuestas y los sordos nos dicen que ante un incendio se salvarían ellos sin avisar a nadie, porque no pueden", dice Rocío Lareo, trabajadora social e hija de una mujer sorda. "Y si están gravemente enfermos, se ponen a mano agua, comida y las medicinas, y se meten en cama hasta que se les pase. Son situaciones terribles".
"La sordera es una discapacidad que crea barreras de comunicación y necesitamos adaptaciones, como quien tiene una discapacidad física, aunque sea menos evidente", dice Joaquín Solís, presidente de la Asociación de Sordos de Sevilla. "Pero queremos ser autónomos y no depender de padres o hijos oyentes, como se hacía antes, porque ellos tienen que vivir su vida".
Aunque la enumeración de sus problemas cotidianos genera una algarabía de gestos entre los sordos de este reportaje, ante la que las intérpretes no dan abasto, por suerte hay una solución en marcha. La Asociación Profesional de Gestores de Emergencias y Seguridad -formada por personal de servicios de emergencias- se ha unido a la de sordos y a la red social Tooio para probar un sistema de comunicación con Blackberrys a través de esta red, la única que permite saber dónde están los usuarios. El germen fue una iniciativa del Ayuntamiento en la Feria de hace dos años, en la que se trabajó con SMS con un grupo de sordos. Pero no bastaba. Ahora, un grupo de investigación de la Universidad de Sevilla está depurando el lenguaje, que debe ser más simple. "El salto a una red social ha sido importantísimo porque permite dar respuestas y transmitir mucha información", dice Antonio Barea, policía local y presidente de la asociación de emergencias. El uso de estas redes se está extendiendo rápidamente y permite datos extra, "por ejemplo en las pruebas han enviado avisos de que hay calles cortadas por una huelga", añade Pablo Verd, de Tooio. "El sistema es un poco complicado al principio pero se aprende rápido y es mucho más útil que los SMS", asegura Alejandro Bravo, agente de desarrollo de la comunidad sorda.
Seis sordos sevillanos han pasado un periodo de prueba enviando mensajes a una central de emergencias -aún ficticia- y recibiendo consejos y las preguntas necesarias para actuar, como si fuera una situación real. "Escribí que había fuego en casa y me sorprendió, porque me respondieron al momento para que cerrara las ventanas, así el fuego no se expande", dice Clara de la Hoz, 38 años, coordinadora de Empleo y Formación de la asociación de sordos.
Barea ve un doble beneficio. "Para los profesionales de emergencias también será positivo, porque a estas alturas del siglo XXI, no poder ayudar a un colectivo tan numeroso es muy frustrante para nosotros".
3.000 sordos en Sevilla. En Sevilla capital hay unos 8.000 personas con deficiencias auditivas, y en la provincia unos 43.000. Una vez diseñado el sistema de comunicación para las emergencias, sería fácil adaptarlo para cualquier otro uso.
En el móvil a través de la red social. La aplicación en la que se trabaja sólo necesita que el usuario tenga una Blackberry, que los sordos suelen usar porque han encontrado en la tecnología un gran aliado y se han hecho expertos. Están familiarizados con las redes sociales y no les costará usarlas con este fin.
Jornadas en la Facultad de Comunicación. La Facultad de Comunicación acogerá los días 17 y 18 de noviembre las jornadas Redes sociales: seguridad y emergencias, en las que se presentará este sistema de emergencias y los resultados del periodo de prueba.