La Asociación Andaluza en Defensa de los Animales (Asanda) ha propuesto al Ayuntamiento de Sevilla un sistema de control de la reproducción de las palomas mediante su alimentación con un grano tratado químicamente como anticonceptivo, al considerar que el actual método de captura "no funciona", ya que aseguran que no consigue reducir la población de este ave.
El vicepresidente de Asanda, Luis Gilpérez, ha explicado a Europa Press que "lo que están haciendo ahora es lo que se viene haciendo desde hace 20 años, sin resultados, porque cada vez hay más palomas" y ha recordado que "siempre ha estado prohibido alimentarlas y siempre las han capturado, no hay nada nuevo".
No obstante, señala que "la mayoría [de las palomas capturadas] son sacrificadas", además de apuntar que se ha trasladado el problema a otros municipios que antes no lo tenían, porque "el Ayuntamiento ha regalado palomas a pueblos para embellecer sus plazas sin que tuvieran un sistema de control previo diseñado para evitar que les sucediera lo mismo".
"Todos los años matan 5.000, 10.000 o 15.000 palomas y al año siguiente siguen teniendo las mismas porque se siguen multiplicando", insiste Gilpérez, quien añade que también "hay muchas de ellas muy enfermas, mal cuidadas y con enfermedades provocadas por la alimentación inadecuada".
Así, en un informe de Asanda titulado Control de palomas en núcleos urbanos, al que ha tenido acceso Europa Press, relatan que el Ayuntamiento "decidió en 1995 iniciar una campaña de control utilizando el método de la captura con redes" y destaca que "cinco años después, y tras haber gastado más de 25 millones de pesetas y capturado (y sacrificado) unas 40.000 palomas, su población era similar a la de antes de iniciar la campaña".
En este sentido, concluyen que "la razón del fracaso es que las palomas pueden duplicar cada año, si tienen alimentos y espacio suficiente, su población", de modo que "cuando se efectúan exterminios masivos vuelve a quedar alimento y espacio suficiente para que los ejemplares supervivientes alcancen sus índices máximos de reproducción".
Frente a esto, Asanda plantea en su informe que en otras ciudades como Ginebra, Luxemburgo o Niza "se viene utilizando un método de control que sí se ha mostrado eficaz, seguro y, a medio plazo, mucho más económico que los anteriores: el control de la natalidad de las palomas con productos anticonceptivos".
En concreto, se trata de realizar un cálculo de la población de palomas, así como de los lugares que frecuentan y en los que anidan y a partir de este informe previo diseñar el programa. Los primeros días deben repartirse las semillas tratadas en los lugares en los que las palomas ya tengan por costumbre alimentarse para, una vez acostumbradas a comer a determinadas horas, ir desplazándolas a los lugares elegidos como espacios idóneos, por estar apartados de edificios de piedra y de vecinos.
Esto deberá ir acompañado, según Asanda, de una campaña de información y concienciación ciudadana, para que no se alimente a las palomas fuera de los lugares señalados. El proyecto podría completarse con la construcción de una red de palomares municipales donde se haría más fácil la higiene y el control de la reproducción de las colonias de palomas.
El estudio de esta entidad defensora de los animales prevé que "a partir del segundo año ya se nota una reducción sustancial del número de palomas, alrededor del 30%, y de sus anidamientos, en un 80%". Además, garantiza que "al cabo de seis años de iniciado el programa, la población de palomas se habrá reducido, según experiencia, a un tercio de su número original".
