Se puede decir más alto pero no más claro. Por si acaso, González Cabaña remató la faena al alabar al "mejor presidente de la historia democrática de Andalucía". Halagos todos enmarcados en la defensa de su "honradez" ante los ataques del PP por el trabajo de Iván Chaves como intermediario de empresas que contrataban con la Junta cuando su padre era el presidente de verdad.
El exconsejero instó en su feudo a no permitir "de ninguna manera" que Arenas encabece una "campaña de infundio y calumnia" contra Chaves, al que "no le llega ni a la suela de los zapatos en honradez".
El PSOE-A y el de Cádiz llevan meses mirándose de reojo. La provincia siempre tuvo poder en el regional y cuando Griñán tomo las riendas, intentó darles su sitio incluyendo en la ejecutiva a Cabaña, que aceptó para renunciar en horas al no querer dejar la Diputación y la Alcaldía de Benalup. El desaire hizo pupa y se cerró en falso, con episodios como la proclamación del candidato en Algeciras. Tras la dimisión de Rafael Velasco, Cádiz reclamó sitio y Griñán les dio una de cal, al incluir a Luis García Garrido, y otra de arena, al incorporar a Juan Cornejo, crítico con Cabaña. La operación de Jerez y el amago de Cabaña para proclamarse candidato a la Diputación en contra del regional agravaron el pulso.