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“Planteamos que el café cultural fuera también librería, pero eso es de héroes”

Nuria Lupiáñez y sus socios David Ladrón de Guevara (Sevilla, 1972) y Óscar Oliveira (Madrid, 1976) han puesto en marcha La Mercería.

el 04 may 2013 / 23:50 h.

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Nuria Lupiáñez, promotora de la idea de La Mercería, en el rincón reservado a los libros en este café cultural, situado en calle Regina, 10. (J. M. Paisano) Nuria Lupiáñez, promotora de la idea de La Mercería, en el rincón reservado a los libros en este café cultural, situado en calle Regina, 10. (J. M. Paisano) Nuria Lupiáñez (Sevilla, 1978) acaba de cumplir, no sin dificultades ni quebraderos de cabeza, ese “sueño romántico” que arrastraba desde siempre. Montar un espacio donde aunar un buen rato de café con libros y actividades culturales. Admite que si no hubiera acumulado experiencia de una década como empresaria el camino se le habría tornado más cuesta arriba, sobre todo, con la banca. Le acompañan dos socios, David Ladrón de Guevara (Sevilla, 1972) y Óscar Oliveira (Madrid, 1976). –Emprendedora por partida doble. ¿Cómo se lanza a por esta nueva aventura? –Está relacionada con la anterior. Hace diez años monté Edere, una empresa de comunicación especializada en el ámbito cultural. El sueño de hacer algo parecido a La Mercería, un café con actividades culturales, me rondaba desde siempre, incluso desde antes de montar Edere, que surge porque tenía una beca en Europa Press de la Asociación de Editores con la que vi que podía haber necesidades no cubiertas en el sector editorial, tanto de las grandes editoriales nacionales, que cuando vienen a Andalucía necesitan a alguien que conozca la zona, como las pequeñas que no pueden tener su gabinete de prensa. –¿En qué momento esa idea pasa de sueño a realidad? –Surge de una conversación con gente del mundo cultural en una feria del libro, en la que comentas lo bonito que sería poder tener un lugar para organizar presentaciones de libros, exposiciones, tener una pequeña biblioteca. David, mi socio, había trabajado en La Casa del Libro y empezó a buscar local. Vio uno que era una antigua mercería y nos quedamos con el nombre. Siguió buscando y pensamos en la idea de un café. Y luego nos metimos en este lío. –En tiempos nada fáciles... –Es verdad que es una época muy difícil. Es arriesgado y todo el mundo nos dice que estamos un poco locos, pero vimos que era algo que no existía en Sevilla y que funciona muy bien en Madrid y Barcelona y en ciudades europeas y suramericanas. Decidimos que era el momento. No podíamos esperar a que pasara la crisis porque no sabemos cuándo acabará. –¿Por qué cree que no se había implantado aún ese concepto? –Como café cultural somos los primeros. Sí hay espacios que combinan el ámbito comercial con el cultural pero son librerías, galerías o tiendas. Hay muchos espacios multidisciplinares. –¿Qué ofrecen de diferente? –Esto no es un café con programación cultural. Queremos que la base del local sea su programación cultural y que se apoye con el café. Hemos introducido algo que no había en Sevilla, que era el concepto de café clásico literario, de tertulia, un ambiente que hemos querido dar con la decoración. –Abrieron el 6 de marzo. ¿Qué acogida ha tenido? –La zona es la ideal. Estamos muy contentos porque la gente del sector nos ha respondido y también el público que está de paso. La calle Regina ha ganado mucha vida; desde que cogimos el local antes del verano y hasta marzo han abierto otros cuatro o cinco negocios. En Sevilla se echaba de menos un espacio menos formal, que uniera ocio y cultura para presentaciones de libros. En un primer momento nos planteamos ser librería comercial, pero nos pareció más arriesgado porque una librería hay que trabajarla mucho y hubiera sido llevar adelante dos negocios diferentes. Lo que no quiere decir que en un futuro no lo planteemos. Eso es ya de héroes. –¿El entorno de Regina se ha puesto de moda? ¿Qué le parece la etiqueta de Soho sevillano? –Esa etiqueta se empezó a extender entre los comercio de la zona de la Alfalfa, donde abundan más las tiendas de ropa. Y por extensión se empezó a llamar así al entorno de las setas, donde hay negocios diferentes y alternativos. Con alternativo no queremos decir que sea solo para gente joven, moderna o distinta ni clasificarlo para un grupo cerrado. Significa que no somos grandes cadenas comerciales. Tenemos conciencia de ser diferentes pero no elitistas. Queríamos organizar actividades culturales en sentido estricto pero también de ocio como talleres de artesanía, de escritura, showrooms de complementos, con una filosofía de llegar a acuerdos con quien quiera hacer algo interesante. Lo que transforma este entorno son las setas y los negocios pioneros que le dan ese toque de calle especial. –¿Perciben que la crisis ha despertado la actividad artesanal? –La crisis ha hecho que mucha gente con ganas de trabajar y de moverse haga cosas pequeñas, lo mismo ganchillo que magdalenas, floristería, encuadernación... porque obliga a reinventarse. No puedes tirar de protección externa, porque nadie te la va a ofrecer. –¿Las mayores dificultades? –Claramente, la financiación. En Edere empezamos con un ordenador y un teléfono móvil desde casa. La Mercería requería una inversión más grande y recurrir a financiación, algo que no es fácil en estos tiempos. Lo hemos peleado y ahí ha pesado lo especial y diferente que tenía el proyecto. Si la hubiéramos pedido para una carnicería, hubiera sido complicado. Pero conocíamos el sector cultural y planteamos el negocio con cuestiones de sinergia: lo que mueve Edere le repercute. Y la burocracia, los permisos, licencias y la obra que había que hacer. Hemos contado con asesoramiento en hostelería porque no era un traspaso. –¿Qué le evoca crisis y cultura? –La crisis ha afectado a las administraciones públicas, que tienen menos presupuesto. Pero la cultura no es solo de elites o de las administraciones, sino de todos. Es verdad que para subsistir muchos necesitan de apoyos, pero creo que hay una opción para la cultura no subvencionada. Muchas empresas privadas apuestan por ella. La subvención no tiene que ser eterna ni por sistema. Mejor es que eliminen trabas.

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