Cultura

‘Platero’, un protagonista inesperado para esta edición

La asociación El Burrito Feliz aportó a una de las estrellas de la Feria de este año, que hizo disfrutar a los niños al tiempo que les acercaba la figura y la obra de Juan Ramón Jiménez

el 01 jun 2014 / 20:40 h.

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«Esta noche, Platero se ha tumbado. Ha dormido cuatro veces». No, no es un fragmento del libro más conocido de Juan Ramón Jiménez, sino el sms que un vigilante de seguridad de la Feria del Libro de Sevilla le envía al amanecer a Luis Manuel Bejarano, presidente de la asociación El Burrito Feliz, para que sepa que todo está en orden. Este animal de 12 años y medio, llegado desde Hinojos (Huelva), se ha convertido en el inesperado protagonista y reclamo principal de la FLS 2014, dedicada al Nobel de Moguer y a la poesía en general. «Lo que más llama la atención es la inquietud de los niños, que no solo quieren montarlo, sino también guiarlo, tocarlo, darle de comer», explica Bejarano. «Los padres se alegran al ver que los más pequeños tienen interés por los animales, y no solo por la consola y los videojuegos». Así es. Platero ejerce una atracción irresistible, no solo para el público infantil: transeúntes, patinadores, libreros, poetas, taxistas del hotel Inglaterra y hasta algún vagabundo con evidentes signos de embriaguez, todos quedan hipnotizados por la pacífica estampa del cuadrúpedo. Parece imposible verlo y no sonreír al instante. «Con lo soso que es este niño, y mira la cara de contento que pone», observa un padre. Bejarano explica que los psicólogos han estudiado el efecto benéfico de los burros en la conducta de los chavales, y la asociación que preside presta una labor pedagógica gratuita. «No hemos pedido subvenciones, no se trata de pedir, sino de hacer. Si algún organismo quiere ayudarnos, preferimos que lo haga aportando material de divulgación, y no con dinero», subraya. Una institución que ha aportado material en este sentido ha sido el Ministerio de Cultura y la Consejería de Cultura de la Junta, los cuales han intensificado la divulgación de Platero y yo en las escuelas con motivo del centenario de su primera publicación. Resultado: no hay un niño que suba a lomos de Platero que no suelte de corrido las primeras líneas de la obra, aquello de Platero es pequeño, peludo, suave; tan blando por fuera, que se diría todo de algodón, que no lleva huesos... «Se ha demostrado que los niños aprovechan estas iniciativas. Puedo certificar que el programa ha sido un éxito», afirma Bejarano. «Es algo muy significativo lo que consiguió Juan Ramón para nuestro bagaje cultural. Todo el mundo, desde la más tierna infancia, conoce a Platero, y descubre que los burros tienen sentimientos. Pero el modo en que a través de la palabra canaliza tantas ideas, tantas sensaciones, es algo que solo puede hacer un poeta». El propio cuidador se ha disfrazado cada tarde de Juan Ramón Jiménez como parte de las actividades. «Me he acostumbrado tanto, que a veces ya no sé si soy el poeta o Luis Manuel. Hay niños que creen que yo soy Juan Ramón, y me preguntan cosas sobre mi obra», comenta mientras atiende a las múltiples necesidades de Platero. Para llegar hasta Sevilla, ha sido necesario efectuar el traslado en una van –lo más costoso de la operación–, preparar un menú especial de pienso, organizar un improvisado pajar e instalar cubos para que el burro tenga siempre agua limpia, pues es muy exigente en este sentido. Asimismo, ha sido objeto de un análisis médico completo y se ha suscrito para él un seguro subsidiario, en previsión de pequeños accidentes u otros imprevistos. Por suerte, Platero completó ayer su presencia en la FLS con éxito arrollador y sin incidentes. El burrito, siempre sereno y amistoso, posó por igual con bebés y con abuelos, e incluso se retrató sin rechistar junto a un grupo de amantes de la saga La Guerra de las Galaxias disfrazados de soldados del Imperio. Cuenta su cuidador que incluso hay una bailaora japonesa que les ha visitado en Hinojos, interesada en promover un espectáculo de homenaje al Nobel onubense, con el entrañable animal como centro de atención. «Nos gustaría volver el año que viene, aunque no sea el año Juan Ramón. Y acudir a todos los eventos que podamos, porque logramos difundir la literatura y el amor por los animales al mismo tiempo», apostilla Bejarano.

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