A vosotros sacerdotes y obispos que habláis del papel de los laicos, yo que soy laico quiero hablar del papel de los sacerdotes...
Los laicos necesitamos guías fuertes, sólidos en su vocación y en su identidad. De los sacerdotes es de quien hemos de aprender a ser cristianos, de tener un testimonio y de enseñarnos como elegir un modo alternativo de vida.
Allí donde hay un sacerdote apasionado, la comunidad florece, la fe no ha perdido atractivo, pero es necesario que existan personas que la muestren como una elección seria, sensata y creíble. Muchos sacerdotes han perdido confianza, carisma y cultura. Hay sacerdotes que identifican dedicarse a los jóvenes con disfrazarse de joven.
Dicho esto: Se ha de aumentar vuestra formación espiritual, pero muy especialmente la cultural. Los sacerdotes eran maestros de la cultura que es la mejor herramienta para ser útiles y creíbles. Es necesario redescubrir el Catecismo y especialmente en su carácter conciliar, para dar respuestas a tanta pregunta profunda. También es importante la liturgia, la cual muchas veces se olvida, se usa mal y se desacraliza. Hay que ponerla de nuevo en el centro de la comunidad.
Concluyo con algunas de las palabras que dio inicio a la Europa Medieval: "Nosotros os queremos, dad prueba de vuestra santidad, del lenguaje correcto y de vuestra instrucción; de tal modo que cualquiera que vaya a vosotros se edifique con vuestro testimonio de vida y vuestra sabiduría..."
Al comienzo de la cuaresma, merecía la pena propagar la intervención de un joven romano en el Sínodo de los Obispos. Así se expresó el pasado 19 de octubre ante su S.S. el Papa en la Congregación XVII. Como no podía ser de otra manera, todos los asistentes le dedicaron un estruendoso aplauso y el acta de la sesión quedó acotada con un Plausus Magnus.
