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Plebiscito para despedir el año

PREVIA. Apenas 48 horas después de una humillante derrota en Vitoria, el CBSevilla recibe al Manresa en un duelo directo por evitar ser último.

el 30 dic 2014 / 11:38 h.

Las heridas todavía permanecen abiertas tras el enésimo estacazo que sufrió el Baloncesto Sevilla en Vitoria. Ya cayó, sin paliativos, hace un año en la misma pista. Sin embargo, la dinámica y la situación de aquel equipo eran totalmente opuestas a las que enseña el equipo entrenado por Scott Roth. Dicen los tópicos del deporte de competición que  lo positivo en caso de derrota es que siempre se conceden segundas oportunidades. El profesional de turno suele manifestar su voluntad por que éstas lleguen lo antes posible tras una debacle, y más después de la sufrida por los hispalenses en la capital de Álava. Entre comillas, la suerte para el CB Sevilla es que apenas 48 horas después de tal humillación tendrá la oportunidad de redimirse ante su afición, esperando a su rival más directo de la clasificación. Imposible fallar. Como también lo era ante Andorra, ahora dos triunfos por encima de los sevillanos. En esa situación se encontraba el cuadro de San Pablo no hace demasiadas semanas respecto a La Bruixa d’Or Manresa. El equipo catalán sólo había conseguido probar el sabor de la victoria, precisamente, ante el equipo del Principado. Hasta que hace dos jornadas cogió impulso y moral tras vencer a todo un Valencia Basket y, posteriormente, encadenar su segundo triunfo consecutivo en casa ante UCAM Murcia. El presente dicta que las dinámicas de unos y otros han cambiado. Los hispalenses, de arriba hacia abajo; y los manresanos en pleno ascenso. No obstante, y más allá de los precedentes, otro factor al que agarrarse es a la inoperancia del conjunto de Pedro Martínez a domicilio. Hasta que de nuevo aparece la sombra del MoraBanc Andorra para desvanecer el argumento. Zelkjo Sakic y el veterano Roger Grimau son los hombres a vigilar de un equipo cuya trayectoria deportiva es un fiel reflejo de los bandazos institucionales. En los despachos de San Pablo no ha habido tiempo material para tomar decisión alguna al respecto, con motivo de redireccionar esta nave llamada CB Sevilla. Aunque da la sensación de que –con tiempo– todo habría quedado igual. O sea, nada. Ni siquiera los que están al mando de la plantilla saben dar explicación alguna a la imagen que desprende el equipo sobre la pista. Tan triste como real. En mitad de este fuego, los sevillanos están exigidos a cambiar la dinámica reciente si no quieren ratificarse como el peor equipo de la competición. Ante tal panorama, sólo cabe apelar al carácter y orgullo de los jóvenes y veteranos hispalenses. Es el momento para que los Willy, Porzingis, Oriola, Berni y compañía, muestren su garra y amor propio para combatir el despropósito. San Pablo tiene motivos para recibir con uñas y dientes a un colista ante el deber de despedir el año con victoria para que la cena de nochevieja y las uvas no sean aún más indigestas.

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