Seguidores verdiblancos en las gradas del Santo Domingo (Alcorcón). Foto: LOF
Margota Piñero. Los béticos han desaprovechado la oportunidad de brindar el mejor regalo de Reyes a su hinchada, desplazada en masa en el reestreno de Pepe Mel como bético en Alcorcón. El oro, la mirra y el incienso tuvieron que ser repartido entre ambos conjuntos y el técnico madrileño se quedó con un amargo sabor de boca, que comparte con la numerosa afición bética desplazada hasta el estadio de Santo Domingo.
Aficionados del Betis, antes del comienzo del partido con el Alcorcón. Foto: LOF
En una primera mitad en la que el fútbol brilló por su ausencia, la tan esperada llegada de Mel quedó cuestionada. Quizá de forma prematura, las opiniones verdiblancas derramaban todo tipo de críticas al juego de los hombres de Mel, a pesar del tamaño del campo y del rival al que se enfrentaba el Real Betis. Por la influencia del técnico o por el desgaste de las vacaciones de los futbolistas, los primeros 45 minutos del encuentro no tuvieron la explosión esperada por los aficionados verdiblancos, que después de cantar jornada tras jornada el nombre del madrileño en cada partido del Betis, ahora quedan indecisos sobre su verdadero efecto en el equipo. Sobre todo cuando los puntos, a estas alturas de la competición, comienzan a ser completamente esenciales si los de La Palmera pretenden encontrar el retorno a la división de oro esta temporada.
Pero de momento, para apoyar a su equipo allá donde vaya, la afición bética volvió a movilizarse y contó con numerosa presencia desperdigada por todo un Santo Domingo casi lleno. El primer once de la nueva era de Mel daba continuidad a la idea de Merino, sin embargo, las intenciones del técnico madrileño de mantener la posesión del balón y de generar presión en el ataque no se vieron reflejadas en el verde de Alcorcón.
Numerosos béticos se dieron cita en Alcorcón. Foto: LOF
A pesar de que durante la segunda mitad el juego cambió las tornas, el fútbol continuó estando desaparecido. El Betis de Mel involucionó respecto al último Betis de Merino, y unos 45 minutos caracterizados por el juego sucio e inestable hizo imposible que ninguno de los dos conjuntos avanzara. Los hombres de Mel consiguieron mejorar el juego, pero las constantes interrupciones por las faltas hacían imposible el desarrollo del partido.
Muchas faltas y poco fútbol en el estreno de Pepe Mel de nuevo al frente del grupo verdiblanco, que vuelve a verse inmerso en el escape de puntos después de las cuatro jornadas en las que Merino obtuvo el máximo botín. En el lado positivo, Adán y la zaga continúan sobresaliendo, ya que el conjunto sevillano acumula ya un total de 513 minutos sin recibir ningún gol. La asignatura que estaba pendiente por fin ha sido aprobada. No obstante, con la sequía de goles con la que arranca el año no se pueden rascar puntos. El máximo artillero del conjunto bético, Rubén Castro, que no tuvo su día precisamente en Santo Domingo, lleva sin oler la portería desde el partido contra el Lugo.
El Betis no supo aprovechar la superioridad numérica con la que contó durante 20 minutos en el terreno de juego tras la expulsión de Rubén Sanz, y un inocente Piccini equilibró la balanza de jugadores en el césped del Santo Domingo de Alcorcón.
El partido finalizó con mal sabor para los 2.000 béticos desplazados hasta el municipio madrileño, con más tarjetas rojas (2) que goles y más tarjetas amarillas (15) que ocasiones de gol por parte de ambos conjuntos. El Betis únicamente remató en cuatro ocasiones y ninguna de ellas fue entre los tres palos. Por ahí pasa la mejoría definitiva.
