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Poco sobresalto y ninguna hora extra en Sevilla

10.30 horas de la mañana. Tres viandantes caminan por Virgen de Luján a la altura del número 40, justo donde cae la oficina de Caja Castilla-La Mancha (CCM). Cuchichean, señalan los carteles promocionales de la fachada en los que pueden leerse expresiones de sorpresa "Oohhh!!!, Aahhh!!!, Quééé´??" -¿presagio, tal vez?- y comentan que está cerrada.

el 16 sep 2009 / 00:42 h.

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I.CAMPANARIO/C.CAMPOS

10.30 horas de la mañana. Tres viandantes caminan por Virgen de Luján a la altura del número 40, justo donde cae la oficina de Caja Castilla-La Mancha (CCM). Cuchichean, señalan los carteles promocionales de la fachada en los que pueden leerse expresiones de sorpresa "Oohhh!!!, Aahhh!!!, Quééé´??" -¿presagio, tal vez?- y comentan que está cerrada.

Se asoman por los cristales. "Que no hombre, allí hay dos o tres". "Pues estarán escondidos..." Y se oyen risas mientras se alejan.

Algún curioso sí, pero ni colas, ni clientes nerviosos, es más, casi ni clientes. En esa sucursal de CCM (y son ocho las que tiene en Sevilla capital más otras tres en la provincia) apenas se dejaron caer por la oficina.

En hora y media, un puñado de personas despacharon sus asuntos. Y si sumamos que una no era cliente y que la otra no quería hablar, sólo uno aseguraba conocer la situación, destilando tranquilidad. "No estoy preocupado para nada porque el dinero está garantizado por el Gobierno, ¿no?". "No me voy a llevar lo poco que tengo porque lo principal es para pagar y en los tres años que llevo he recibido muy buena atención". Piensa un poco para añadir: "a lo mejor, si tuviera muchísimo dinero, me lo pensaría, pero no es el caso".

El primer día laborable tras la digestión del anuncio de intervención -el primero de una gran entidad financiera tras el caso Banesto en 1993- fue relajado y sin sobresaltos. La oficina desierta -con sus dos empleados, quienes tenían el mandato de no hacer declaraciones- lo decía todo.

Caló y bien, pues, el mensaje de calma lanzado el domingo por el Ejecutivo, quien repitió hasta la saciedad que los ahorros están más que garantizados. Y para asegurarlo, el anuncio de intervención, seguido del apoyo público explícito y sin fisuras. Que no haya tiempo para cundir el pánico, que no hay motivos.

Tranquilidad generalizada que bien puede tener varias explicaciones. La primera, que el volumen de clientes y negocio es muy reducido en Sevilla y, por tanto, sus efectos. Y la segunda, ya que la escena se trasladó al resto de oficinas de la caja manchega por España, sobre todo en su comunidad, es que la sangría de retirada de depósitos se ha ido produciendo de forma paulatina en los últimos meses, fruto de la rumorología de problemas en el seno de la entidad conquense.

Otro ejemplo de que la nueva situación de CCM no alteró los ánimos de sus clientes se encontró en la Ronda de Capuchinos. Esta sucursal mostraba ayer absoluta tranquilidad a primera hora de la mañana, con apenas un cliente en su interior. "He venido porque un cajero se ha tragado mi tarjeta y, de paso, me he informado de cómo están las cosas después de la intervención", señaló Roberto.

Este paraguayo abrió cuenta en Toledo, donde residía antes de venir a Sevilla. "La verdad es que estaba preocupado por lo que pudiera pasar, pero en la sucursal me han transmitido tranquilidad y me han dicho que no me preocupe por mi dinero, que no hay problemas". Y de cambiar de entidad, lo tiene claro. "Confío en lo que me han dicho y, por ahora, no tengo pensado cambiar".

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