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Poco toreo, muchos engaños y aguas mil

El artículo que sigue es obra de unos amigos mexicanos que vienen a presenciar las corridas de Feria desde hace 19 años. Ahí va su transcripción: "Ahora que ha concluido otro ciclo abrileño en la Real Maestranza, los aficionados nos preguntamos por qué vimos tan pocas cosas de valor en 19 festejos...

el 15 sep 2009 / 03:27 h.

El artículo que sigue es obra de unos amigos mexicanos que vienen a presenciar las corridas de Feria desde hace 19 años. Ahí va su transcripción:

"Ahora que ha concluido otro ciclo abrileño en la Real Maestranza, los aficionados nos preguntamos por qué vimos tan pocas cosas de valor en 19 festejos. Desgraciadamente, la respuesta no es sólo una, son varias y no difíciles de hallar. Vamos por partes. Hablemos primero del rey de la Fiesta: el toro. Salvo los Victorinos, Palha, Torrealta y El Ventorrillo, los demás encierros fueron un compendio de mansedumbre y debilidad. El premio a la estafa más grande en el renglón ganadero le corresponde al inefable Juan Pedro Domecq, quien dio al traste con tres festejos.

Analicemos la labor de la empresa. Eduardo Canorea ha dado un fuerte golpe a la afición: compró toros que nadie tenía interés en ver por los fracasos en años anteriores; contrató toreros que poco aportan a la tauromaquia actual por su abulia y su propensión a aburrir, y nos birló por lo menos dos festejos al suspender dos corridas (las del 9 y el 10) en vez de aplazarlas. Así no se trata al público. La gente que en estas fechas abarrota la plaza más guapa del mundo es paciente y hasta indolente, pero todo tiene un límite.

Ocupémonos ahora del enojoso asunto de la lluvia. Este factor provocó la suspensión de tres corridas seguidas, para colmo, en la semana de farolillos. Poco hay que hacer contra las inclemencias del tiempo. Aun así, la empresa bien podría ocuparse del estado del ruedo en las horas previas al paseíllo. Eso faltó en los días en que se anunciaban Juli, Morante y Manzanares, y Vega, Cortés y Luque; no llovió a la hora de los toros, pero el albero era un pantano.

Pongamos punto final a las críticas y quitémonos el sombrero ante los toreros que se comportaron como tales: José Mari Manzanares, Miguel Ángel Perera, Julián López, el gran Pepín Liria, José Antonio Morante, El Fundi, Iván García, Antonio Ferrera y El Cid, que le echaron afición, honra, arte y valor al asunto. De los demás y lo demás, mejor ni acordarse".

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