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"Podrá extrañar, pero El Sol no dejará indiferente a nadie"

Bonilla, autor de los titulares del Sol, ‘coloca’ sus primeras obras en Campana

el 07 mar 2010 / 19:53 h.

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José Manuel Bonilla en su taller de Valencina de la Concepción.

Mientras los jóvenes imagineros de su generación seguían el patrón de las vírgenes aniñadas de Castillo Lastrucci, a él ya le enamoraban esas "dolorosas escultóricas" de Montes de Oca. Con 25 años, recién salido de la Facultad, en un taller que alquiló en la plaza de los Carros, José Manuel Bonilla dio vida a las facciones de la que habría de ser su "primera dolorosa". Veintiún años después de la bendición en el barrio de Los Remedios de aquella virgen de rostro doliente venerada desde entonces como del Sol, este imaginero y diseñador la verá procesionar por Campana junto a otra de sus más originales creaciones, el Cristo Varón de Dolores.


"Todavía estoy que no me lo creo. Antes que artista siempre he sido cofrade y para ese chiquillo que coleccionaba estampas este momento es de las cosas más bonitas que me han podido pasar en la vida". A sus 48 años, afincado ahora en Valencina de la Concepción, Bonilla pasará a formar parte el próximo Sábado Santo de ese escogido olimpo de imagineros que han hecho grande la historia de la Semana Santa sevillana dando vida a sus imágenes procesionales.


Aunque permaneció un breve espacio de tiempo en el taller de Hernández León, Bonilla no se considera discípulo de ningún imaginero contemporáneo. Su formación artística y plástica bebe directamente de patrones añejos y casi olvidados en los libros de historia del arte. Más que un simple imaginero -tiene obras repartidas por media Andalucía-, a Bonilla se le puede considerar un artista total. Haciendo gala de una poco frecuente inventiva, ha ideado diseños para pasos procesionales, diversas piezas de orfebrería y bordados, entre otras para la hermandad de la Macarena, y hasta Simpecados rocieros.


Pero en su hermandad del Sol, amén de ejercer el cargo de diputado de protocolo y ceremonial, Bonilla tiene a su cuidado la dirección artística de la cofradía. Podría decirse que Bonilla es al Sol lo que Dubé de Luque a Los Servitas o incluso lo que Rodríguez Ojeda representó en su día para la Macarena. Es el guía artístico y el padre de su singular puesta en escena. El palio de madera, la Sacra Conversación, la ráfaga y la media luna como ornamentos de la dolorosa, la utilización de la pintura como arte litúrgica, el corte añejo de las túnicas, la práctica de arratrar las colas en señal de duelo. Todas son ideas que llevan su firma en un intento de luchar contra la "estandarización de la Semana Santa". En su cabeza tiene ya diseñada la estética presente, pero también la futura, de su hermandad. Y avisa: "Del Sol lo que se está viendo es apenas el embrión. Será a partir de ahora cuando la hermandad tenga capacidad para crecer".

Para tranquilidad del capillismo más ortodoxo, el palio del Sol que irá este año a la Campana no será el definitivo. "La Virgen tendrá su palio bordado, pero sin perder su identidad". Lo cierto es que este año la Semana Santa sevillana se enriquecerá con la aportación de una cofradía con un "aire diferente". "Habrá personas que por desconocimiento es posible que les llame la atención nuestro cortejo o le resulte extraño; lo que está claro es que no dejará indiferente a nadie", dice.

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