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Polémica pero irrenunciable

Ninguna otra fuente cubre aún el 50% de energía de las centrales nucleares.

el 30 ene 2010 / 21:16 h.

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Un aerogenerador.

El debate nuclear sí, nuclear no se puede plantear como opción de futuro, pero no de presente. A día de hoy, España se ve abocada a mantener activas sus nueve centrales nucleares porque no tiene otros medios de lograr ese 50% de producción de electricidad que ahora obtiene de fuentes radiactivas.

Las alternativas, las renovables, se consolidan con rapidez, pero los problemas de almacenamiento dificultan su conversión en fuente clave. La radiografía energética de España desvela infinitas carencias y un expediente de asignaturas por aprobar.

Nucleares: necesarias e impopulares

En España se producen cada año 15.368 kilotoneladas equivalentes de petróleo (ktep), a un ritmo que crece hasta un 7% cada ejercicio, una cifra "irrenunciable en el panorama nacional", resume Emilio Jarillo, técnico del Ministerio de Industria. Los reactores en funcionamiento suponen, pues, la "garantía máxima" de abastecimiento. La bondad de las nucleares es la constancia del flujo energético que suministran; la cara oscura, el riesgo de accidentes y el almacenamiento de residuos. El primer problema se soluciona con seguridad y blindajes excepcionales, aunque fantasmas como el de Chernobil siguen poniendo en duda hasta qué punto se puede parar un incidente nuclear. El segundo se debe solventar con la creación de un Almacén Temporal Centralizado (ATC) de residuos, para el que ya hay 11 municipios candidatos: Albalá (Cáceres), Ascó (Tarragona), Congosto de Valdavia (Palencia), Melgar de Arriba (Valladolid), Santervás de Campos (Valladolid), Santiuste de San Juan Bautista (Segovia), Torrubia de Soria (Soria), Villar de Cañas (Cuenca), Villar del Pozo (Ciudad Real), Yebra (Guadalajara) y Zarra (Valencia). El combustible irradiado se guarda en cada central, en piscinas cubiertas, salvo el que se gastó en Vandellós I, que se guarda en Francia después de que sufriera el primer y único accidente nuclear, en 1989. Ya se han pagado 200 millones de euros por esta cesión (40.000 al día) pero si los restos no retornan el año próximo, habrá que pagar 60.000 euros diarios por este almacenaje. El alquiler se abona desde 1994 con un impuesto especial en la factura de la luz. Hay otro convenio con Reino Unido, que por 250.000 euros se quedará con el combustible de Garoña. El contrato no contempla el retorno, puntualizan desde Industria, salvo en "pequeñas cantidades" de plutonio y uranio. Por eso hace falta un almacén ya.

Ahora hay una lonja radiactiva en el país, pero para restos de baja y muy baja actividad; se encuentra en El Cabril (Córdoba), abrió en los años 70y y esconde casi 29.000 metros cúbicos de residuos.

Renovables: la esperanza aún insuficiente

De la producción energética de España del pasado año (unas 31.000 ktep), el 28,8% procede de fuentes renovables. Desde hace dos años, el sol, el viento, el agua y la biomasa garantizan al país entre un 20 y un 30% fijo de sus necesidades energéticas, lo que supone cumplir al 100% con los propósitos comprometidos ante la UE. La cifra se ha triplicado en ese periodo, en una evolución imparable pero aún insuficiente. La solar, explica Heikki Mesa, de WWF España, ya copa el 5% de esa energía, lo que convierte a España en un referente mundial, el país con mejor potencial. Sólo los aerogeradores ahorraron el pasado año la emisión de 20 millones de toneladas de dióxido de carbono y generaron 40.000 empleos cualificados -la eólica es hoy una industria potentísima-.

Sin embargo, las renovables tienen un problema doble. El primero, el coste de la producción, ya es agua pasada, concienciados como están gobiernos y empresarios en que un fuerte desembolso inicial compensa luego con un buen negocio y una producción limpia imprescindible en tiempos de cambio climático. El segundo, el almacenamiento, tiene peor solución. En el caso de la solar se han ido buscando fórmulas para encauzar la energía suficientemente seguras y estables, pero no así en la eólica, que se genera y ha de gastarse en el mismo momento, pues no se puede guardar. Un ejemplo que aporta Red Eléctrica Española: en diciembre, durante una de las tormentas del pasado temporal, se vio obligada a desconectar el 37% de los molinos de viento del país, pues no podía absorber toda la electricidad que estaban produciendo. Si hay mucho viento, no se puede guardar todo lo que genera. Si hay poco, la producción eléctrica puede no cubrir lo previsto. Bondades y peligros de la energía verde.

Dependencia: 18.500 millones de euros en importaciones

Las materias estrella de las últimas décadas -petróleo, gas, carbón- van perdiendo poco a poco peso en el mapa energético patrio. Sin embargo, otro 30% fluctuante de sus recursos dependen de este viejo trío. España no produce una pizca de gas, apenas un 14,2% de carbón -especialmente perseguido y despreciado por su alto poder contaminante- y un mínimo 0,4% de petróleo. El grado de autoabastecimiento no llega al 22%, reconocen desde Industria. Si hay carencias en casa, toca de nuevo salir fuera a buscar recursos. Sólo en 2008, según denuncia la organización ecologista Greenpeace, España tuvo que importar energía por valor de 18.500 millones de euros, en su mayoría crudo (casi 8.000 toneladas) y gas natural (1.600 más). Así, el 78,4% de la energía primaria consumida en España es importada del exterior. La situación se mantiene en niveles de 1975, unos 25 puntos por encima de la media de la UE.Argelia es el principal suministrador de gas, pero también se compra al Golfo Pérsico y Noruega. En Nigeria se busca tanto gas como petróleo y Rusia y México son otros importantes suministradores de crudo.
Atada de pies y manos, dependiente de otros, España debe abordar con urgencia otra estrategia que no lastre su futuro.

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