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Pon verde al sevillano

el 05 dic 2010 / 07:50 h.

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La línea verde del carril bici desafía al asfalto por toda Sevilla. Los autobuses se llenan al amanecer de gente que ha decidido dejar su coche bien aparcadito en casa. Los contenedores de colores cuidan de que vidrios, papeles y plásticos no se peleen. Estos pequeños grandes gestos son los que hacen a una ciudad un poquito más habitable. Hay algo en el aire limpio que puede interpretarse como gratitud, lo cual, dicho así, tiene su puntito poético, pero... ¿de verdad que los sevillanos se han tomado en serio lo del ecologismo?

Propaganda no les falta: tras una semana de conferencias, debates y documentales, la Casa de la Ciencia mantiene la exposición Emisión Cero con grandes ideas para cuidar el planeta: una cocina solar, aprovechando el potencial de esta tierra; zapatos tropicales hechos de coco; un chubasquero hecho de patata, sí, del tubérculo más versátil de todos (este chubasquero no se come, cuidado). Pero poca gente se ha dejado caer por el Pabellón de Perú (sede de la Casa de la Ciencia) para ver esas grandes ideas. ¿Es el ecologismo sólo palabreo, en esta tierra? Y la gran pregunta: ¿Realmente alguien hace esfuerzos verdaderos y constantes por alargarle la vida al enfermo planeta Tierra?
El Correo ha salido a preguntar a los sevillanos sobre sus costumbres al respecto. La teoría se la sabe todo el mundo al dedillo, y así de bien lo resume María Soledad García en una frase: "Nos lo estamos cargando (el planeta) y si seguimos así, ¿qué vamos a dejarles a los que vengan detrás de nosotros?" Ni el conspicuo Al Gore lo podría haber expresado mejor. El cambio climático, la contaminación, la carrera que ha emprendido el desierto... qué mal pinta todo.

Pero ahora toca hablar de soluciones para los ecoproblemas. Entre los humos de los coches que pasan y las bicicletas que zumban a su alrededor, se les pide a los sevillanos que pasen su particular examen de sostenibilidad. Resultado: aprobado justito. Para algunos no hay nada que hacer ni nada que proponer, el mundo está mal y así se queda. Otros, sin ese deje de desencanto, y lanzando una mirada triste al suelo sí hablan de tímidas propuestas o realzan las virtudes de la madre naturaleza (quizás sean asiduos a los documentales del National Geographic). Un viandante comentaba que las grandes ideas hay que dejárselas a los políticos, que la gente de a pie no puede hacer nada sin sus excelsas iniciativas; Pero otros como Guadalupe Zurita pedían algo mucho más simple que cualquiera de ellas; con sólo diecinueve años y una mirada franca, lo tiene claro: "Que primero den ejemplo ellos".

Y luego hay voces que dejan de hablar de política para decirle a la gente que es su turno de ayudar. Eva María López vive en Aznalcóllar, y al preguntarle sobre la contaminación del Medio Ambiente su sonrisa amable se le borra de la cara, mira distraídamente a una papelera cercana y responde: "Yo he visto lo peor, sé de primera mano la cantidad de destrucción que puede crear el hombre. Que la gente de a pie no puede hacer nada por evitarlo es una mentira para vagos."
Así, poco a poco, se van aportando pequeñas ideas para que todos ayuden, dado que cualquiera no es capaz de sacar un chubasquero de una simple patata o hacer un sofá que pese sólo un kilo, otra original idea de Emisión Cero. No ya de sacarlo: ni siquiera de meterse en las webs de esos productos, a ver cuánto cuestan. Hay que conocer los consejos que dan los propios sevillanos para que todos pongan su granito de arena: reciclar es lo primero que aconsejan (queda claro que los colores de los contenedores están bien aprendidos) pero también cuidar de los parques que tiene la ciudad y mirar un poco más por el suelo que se pisa, coger más transporte público o la bicicleta y soltar el coche cuando no sea necesario, pedir que se pongan más puntos limpios e ir apagando las luces una vez que no hagan falta.

Por lo menos la teoría está bien aprendida. Pero ahora hace falta poner todo lo aprendido en marcha, que ayudar a cuidar el gran planeta azul sea un poco más tarea de todos. Qué frase tan bonita. ¿Mejorarán las cosas si se dice muchas veces?

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