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Cultura

Ponce a hombros e importante faena sin espada de Alejandro Talavante

Cayetano Rivera cortó una oreja a su primero en la matinal de Olivenza.

el 07 mar 2010 / 20:03 h.

Enrique Ponce aplicó más técnica que sentimiento frente al noble pero distraído primero, toro que no terminó de romper en una faena pasada también en el tiempo, hasta el punto de sonarle dos avisos antes de montar la espada, con la que asimismo estuvo desafortunado.

Ya en el cuarto, el toro más claro del encierro, cuyas fuerzas midió mucho el torero, la faena tuvo mucha estética y sabor. Se entregó Ponce tanto o más que el toro en pasajes de auténtico frenesí, sobre todo en el último tramo. La estocada en todo lo alto fue definitiva para el doble trofeo.

Por su parte, Alejandro Talavante tuvo un primer toro incómodo, que se movió mucho pero sin clase, al que le costó meter en el engaño. Los mejores pasajes los dibujó por el pitón izquierdo. Hubo mayoritaria petición de trofeo pero el presidente de los festejos no la atendió.

Sin embargo, lo bueno vino en el quinto, un toro tardo y probón, que acudía a los cites con brusquedad y al que había que desengañar a base de esperarle, consentirle y llevarle. Muy firme Talavante en su actitud, cuajó muletazos de trazo largo y exquisito.

Muy quieto y muy despacio, se impuso el hombre a las dudas del zalduendo con un toreo hondo y profundo sobre la base de un tremendo aplomo.

Pero al atascarse con el descabello y con la ayuda del puntillero, que falló en el momento crítico, lo que pudieron ser máximos trofeos se quedó finalmente en tres avisos. El cariacontecido Talavante se retiró al callejón en medio de una fuerte ovación.

El último de la terna era Cayetano Rivera, que vio cómo regresaba su primer toro a los corrales por estar presumiblemente reparado de la vista. Fue así como se encontró con un sobrero que apretó en el caballo y posteriormente embistió en la muleta a regañadientes.

Porfía voluntariosa para alejarle de la querencia, pero sin entrar en profundidades. La efectividad con la espada dio paso al trofeo.

Ya en el sexto, después de lucirse con el capote tanto en el recibo a la verónica como en un quite por tafalleras, con la franela tuvo notables desigualdades, perdiéndose definitivamente la posibilidad de salir a hombros al no acertar con los aceros.

En resumen, dos orejas y salida a hombros para Ponce en una matinal en la que Talavante cuajó una excelente faena pero sin rúbrica con los aceros, mientras que Cayetano se llevó también un apéndice.

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