Economía

«Por desgracia, hay pateras llenas. La mano de obra no será un problema»

Tras cosechar licencia para su primer parque eólico, tener otro en mente y tres huertos solares proyectados, el consejero delegado de las empresas agroalimentarias Lorte y Estepaoliva reflexiona sobre las alternativas de negocio que existen para la agricultura. Foto: Gregorio Barrera

el 15 sep 2009 / 09:37 h.

n juan rubio

-La familia Loring es tan numerosa como olivarera...

-Tremendamente numerosa, con 13 hermanos. Y olivarera de aceituna de mesa y aceite de oliva.

-¿Y por qué olivar?

-Siempre creímos que era el futuro. Cuando en 1982 mi familia constituyó Lorte, inició un proceso de transformación de sus fincas. Cereales y oleaginosas dieron paso al olivar, y el olivar de secano dio paso al de regadío. Fue una transformación que duró 15 años.

-Y de simples agricultores a industriales.

-Sí, decidimos aderezar nuestras propias aceitunas y las exportamos envasadas, lisas, con o sin hueso, en rodajas o rellenas de pimientos a Portugal e Italia, aunque no con marca propia. En cambio, el aceite lo vendemos a través de la cooperativa Oleoestepa.

-¿Por qué deciden entrar en el negocio energético?

-Algunos de mis hermanos, a través de la ingeniería GE&PE, se dedican a asesorar a los agricultores en cuestiones de eficiencia y ahorro de energía. En 2000 ya era evidente el gran desarrollo eólico previsto en Andalucía y decidimos medir el viento en una de nuestras fincas, en Sierra de Yeguas, Málaga. Con Endesa, promovimos el parque eólico El Puntal, de 26 megavatios. Tras ocho años, hace dos semanas nos dieron, por fin, la licencia definitiva. En cartera tenemos uno con Unión Fenosa, de 28 megavatios, promoveremos otros en función de cómo quede Andalucía en el mapa eólico y ahora empezamos con energía fotovoltaica.

-¿Ocho años exasperan?

-Sí, es desesperante. A la lentitud administrativa se une, además, el cuello de botella que supone la falta de subestaciones para inyectar la energía a la red. Nosotros en Estepa íbamos a promover proyectos solares que sumaban 13 megavatios, pero sólo tendremos puntos de conexión para evacuar 2,80 repartidos entre tres huertos solares, que están pendientes de autorización y de las primas que apruebe el Gobierno en septiembre. Y espero que [el Ejecutivo] no defraude las expectativas de muchos empresarios andaluces.

-¿Los agricultores nacieron llorando? Siempre la queja...

-Nuestro trabajo no es debajo de un techo y ha dependido de las administraciones y del cielo.

-Pero llorando...

-Sí, pero hay que recordar que el agrario ha sido siempre un sector intervenido del que principalmente se beneficiaban los consumidores. Es más, las regulaciones de los mercados agrícolas no se hacían sólo para mantener la renta de los agricultores, sino, sobre todo, para alimentar a la población a precios razonables. La falta de esa regulación y de los antiguos stocks explica el porqué ahora, cuando se ha liberalizado el comercio mundial, se han disparado los precios.

-En la crisis actual sólo brilla la luz. ¿Qué supondrá en Lorte?

-En estos momentos, la facturación consolidada del grupo, con 120 empleados entre fijos y el equivalente de eventuales, es de 7,2 millones de euros. Con los proyectos energéticos se duplicará.

-¿Otros proyectos?

-Seguir apostando por la energía, y de hecho, al margen de la solar y eólica, sopesamos un proyecto de cogeneración con gas, doblar la capacidad en aderezo, hasta 10 millones de kilos de aceituna, afrontar el envasado y seguir con los 3,5 millones en aceitunas para aceite. E investigar mucho.

-¿En qué?

-Investigamos aplicar la energía fotovoltaica para evaporar las balsas de residuos en invierno. Para la aceituna, buscamos controlar la temperatura en la bodega para así tener antes el producto y anticiparnos al mercado.

-La familia Loring sufrió, allá por los 80, la embestida de la reforma agraria de la Junta de Andalucía y que tenía las expropiaciones como bandera. ¿Cómo recuerda aquellos años?

-Como una pérdida de tiempo vergonzosa para el campo andaluz provocada por una Administración pública que, en vez de estar preocupada por la incorporación a la entonces Comunidad Económica Europea, sólo buscaba votos. Sus objetivos eran producir más y con más personal, lo que chocaba con una Europa que quería controlar las cosechas, mejorar la productividad y reducir la dimensión de la población activa que dependía de la agricultura. No se puede ir contra las leyes económicas. El tiempo lo ha demostrado.

-Si le dicen a usted que es un terrateniente, ¿cómo responde?

-Que soy un empresario agrícola, que en Andalucía hacen falta empresarios. ¡Y somos 13 socios!

-¿Por dónde irá la agricultura andaluza? ¿Sus problemas?

-En este mundo globalizado, hay tres cultivos que nos irán bien: frutas y hortalizas, olivar y vino. ¿Y los problemas más graves? La lamentable situación de la ganadería y el primero, el agua.

-¿Y la mano de obra no?

-No. Hay mucha gente en este planeta dispuesta a venir y hacer encantada los trabajos. La mano de obra no es cuello de botella cuando vemos que las pateras están desgraciadamente llenas de personas.

-Pero los empresarios agrícolas tienen fama de pagar mal...

-No pagan mal. Pagan dentro de lo que este negocio agrícola puede pagar, y los trabajos especializados se pagan bien.

-Y vivan las máquinas.

-La aceituna de mesa, sector en el que Sevilla es líder mundial, tiene el grave problema de los elevados costes de recolección. Y eso ya lo vimos nosotros en 1983, de ahí que adaptáramos el tipo de árbol y su disposición a la mecanización. Es algo que al menos nosotros lo tenemos resuelto. Otros, no.

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