Cuando los vecinos del área metropolitana vieron por televisión la estación de tren de Castelldefels -donde la pasada semana murieron 12 personas que cruzaron por las vías - muchos pensaron en cuánto se parece el apeadero de la tragedia a varios de la aglomeración urbana de Sevilla.
Son estaciones de tren de la red de Cercanías que tienen pasos subterráneos desde los que se accede de un andén a otro, como el que las víctimas de Castelldefels no usaron porque estaba abarrotado de usuarios.
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Las estaciones de tren más antiguas de la red en el área metropolitana, en Dos Hermanas, Utrera y La Rinconada, están pensadas de ese modo, y además, todavía presentan pasos a nivel. Sin embargo, en ningún caso se puede hablar de tragedias como la de Castelldefels, porque las muertes que se pueden constatar en estos casos, además de ser contadas, responden a suicidios.
En La Rinconada, la terminal del barrio de San José se sometió recientemente a una reforma a efectos de mejorar la accesibilidad y reforzar la seguridad, adaptando sus infraestructuras a las demandas. Entre las mejoras, es destacable la instalación de dos ascensores que permiten a las personas con movilidad reducida o cargadas con maletas o carritos, pasar de un andén a otro sin necesidad de cruzar las vías a través de los rudimentarios pasos a nivel de madera o por el túnel, que implica la dificultad de superar sendas escaleras. Esta intervención completa las estructuras de tránsito entre andenes que aspiran a eliminar la tendencia de muchos ciudadanos a cruzar por las vías por puntos no habilitados para ello.
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En este mismo sentido, Renfe instaló recientemente una cancela perimetral que cierra cualquier acceso a la parte de los andenes en un espacio de 50 metros, por lo que todos deben pasar por la terminal. Este vallado también dificulta a los usuarios la peligrosa práctica de salir del recinto por puntos sin el acondicionamiento pertinente. La instalación de tornos para canalizar el acceso fluido y ordenado a los trenes es otra de las medidas.
Renfe tendrá ahora que plantearse mejorar la terminal del Arenal de Dos Hermanas, la tercera más usada del área metropolitana tras las de San Bernando y Santa Justa en la capital hispalense y, sin embargo, la única en la que persisten barreras arquitectónicas pese a la década de reivindicaciones del municipio.
-->--> -->En todo caso, la práctica ciudadana de cruzar por las vías ya no es tan común como antes y los pasajeros suelen usar los túneles. Claro que eso sólo es los que pueden, porque no hay ni rampas ni ascensor. Si un usuario va en silla de ruedas, arrastra un carrito o es demasiado mayor, sólo puede esperar a que alguien le eche una mano o arriesgarse por las vías.
Este hecho hace que sí haya personas que esporádicamente crucen por las vías, pero suele hacerse con bastante prudencia, como el caso de José Luis Gómez, un trabajador social de 41 años que a veces viaja con sus hijas y su madre. Le resulta muy difícil subir y bajar el carrito por las escaleras y por eso hace siempre el mismo proceso: "Primero pasa mi madre, que mira desde allí a ver si viene algún tren, porque por megafonía avisan de la llegada con antelación, pero mejor asegurarse, así que cuando ella me dice que no viene nadie, entonces paso yo con las niñas", narra
-->--> -->En Utrera, también con su paso subterráneo, los pasajeros no suelen tampoco cruzar por las vías -y menos desde hace unos días- pero destaca que no hay vallas que disuadan de comportamientos de este tipo.
En todo caso, el drama de Castelldefels sería difícil que se repitiera en la Gran Sevilla, entre otras cosas, porque no se suelen dar aglomeraciones en los túneles como la que aquella fatídica noche de San Juan pudo con la paciencia de los usuarios.
