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"Por fin se salda la deuda con nosotros"

Domingo Alcantarilla es parte de la historia de la plaza de abastos, que recupera su sitio y su dignidad

el 17 dic 2010 / 19:59 h.

Domingo Alcantarilla, en su puesto del mercado provisional de la Encarnación tras 37 años de provisionalidad
¿Quién se acuerda ya del mercado de la Encarnación original? La plaza se utilizó como mercado central desde 1842 después de que se derribase un convento en 1810. Estaba cercada por un muro rectangular que contenía ocho edificios cerrados. Una ciudad amurallada dentro de la ciudad. No era un mercado corriente, no era un pabellón con pasillos. Había nada menos que 360 puestos. Pero en 1973 fue derribado por problemas estructurales. Domingo Alcantarilla trabajó en uno de esos puestos 15 años y después aguantó 37 años de provisionalidad en la esquina noroeste de la plaza. Mañana, por fin, abrirá su nuevo puesto de frutas, ahora bajo los parasoles. El mercado de la Encarnación vuelve a ser singular y único.

"Por fin se salda la deuda con nosotros y con el público de Sevilla, que pese a las malas condiciones del mercado durante 37 años no nos ha abandonado", agradece Domingo. Este frutero tiene ahora 64 años "largos", hizo el bachillerato por libre en San Isidoro cuando el puesto le dejaba algo de tiempo y se mudó al mercado provisional cuando sólo llevaba un mes de casado. Ya tiene tres hijos: una profesora, una administrativa y un ATS, así que no ha tenido que enseñar su profesión a ninguno de ellos. Con casi 52 años de trabajo en el cuerpo, admite que la profesión es "muy dura". Son demasiados años con un horario inhumano: "De 3 de la madrugada a 4 de la tarde".

"Aquí la jornada de 12 horas es la más corta", advierte, tras añadir que las negociaciones con Sacyr y el Ayuntamiento casi acaban con él. "Jugué con mi vida. Entraba a las tres de la madrugada a trabajar y salía a las 10 de la noche. Ha sido muy duro, pero mereció la pena", comenta.

Domingo tiene palabras de agradecimiento para el Ayuntamiento, para el alcalde y el delegado de Urbanismo "que se propusieron hacer un mercado digno", pero "la cosa se torció al final con Sacyr". La empresa que construye el Metropol Parasol no se ha querido hacer cargo de los tres trabajadores de la cooperativa de comerciantes del mercado que se encargan de la limpieza y la guardería, así que perderán su antigüedad, pese a que uno de ellos lleva 30 años trabajando para los placeros. Este asunto no ha gustado a Domingo, quien ya anuncia que irán a los tribunales para proteger sus derechos.

Al margen de esta cuestión a resolver, asegura que está encantado con su nuevo puesto (cuya ubicación se adjudicó por sorteo "ante notario"). "Esto es -apunta- una bendición. La amplitud y la cámara para almacenar la fruta son fantásticas". Y es que, a partir de mañana, Domingo no tendrá que acopiar las cajas de fruta alrededor de la columna que había enfrente de su pequeño puesto de la plaza provisional, esa que duró 37 años y que podría convertirse en un bloque de pisos si sus dueños así lo deciden. A partir de enero, el Ayuntamiento ya no será su inquilino, así que la familia tendrá que decidir qué hacer con este amplio solar en pleno Centro, justo al lado de la nueva estrella turística de la ciudad: las setas.

Lo que tampoco esconde Domingo es que la puesta a punto de la nueva plaza de abastos fue un calvario: "Al principio había mucho hermetismo, no nos dejaban entrar, pero le dieron un arreón tremendo desde hace un par de meses. Se equivocaron con los mostradores, que eran tan altos que casi no se veía ni al dependiente, entre otras cuestiones".

Uno de los flecos pendientes, precisamente, tiene que ver con el nuevo plan de tráfico del Centro. "Nos tienen que poner una cámara, que vale 30.000 euros, en el parking para que no nos multen por lo de los 45 minutos. Le dimos las matrículas al Ayuntamiento y espero que no nos multen mientras tanto", asegura.
Eso sí, tras casi 52 años de frutero, por fin tendrá aire acondicionado en su puesto, así como agua fría y caliente. "En el provisional, la que había era comunitaria y fría", apostilla. Hoy por la tarde le ponían su báscula de toda la vida en su nuevo lugar de trabajo y en la tarde de ayer ya tenía previsto empezar a llevar el género al nuevo almacén.

Las nuevas instalaciones estaban ayer por la mañana tranquilas porque los placeros tenían previsto empezar a trasladar sus cosas a partir de las 16.00 horas. "Entonces comenzará la recta final de esta nueva mudanza, tras 37 años, que ya está bien. El domingo no todos tendrán el género para vender, pero el lunes sí. Empezará la nueva Encarnación", aseveró Domingo, mientras atendía a Luisa, una de sus clientas habituales. Ella lleva 15 años comprando en el puesto de Domingo y dice que no encuentra un género mejor. A pesar de vivir en San Lorenzo, a las 9.30 de la mañana ya estaba haciendo su compra. Ni el frío le quitó las ganas. "Domingo se sabe ganar a la gente", comentaba otro cliente.

Eso sí, la crisis pasa factura. Según sus cuentas, las ventas bajaron entre un 30% y un 40% y los márgenes de venta son "los de hace 20 años".

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