*Los toreros del Rey. La torería andante ha puesto sus espadas al servicio de la corona y ha querido despejar dudas. Algo se mueve entre los damascos venerables de la Casa de la Maestranza, los pasillos de Zarzuela y las estancias de Marivent. Alfonso Guajardo-Fajardo y Alberto Aza, jefe de la casa del Rey podrían ser algunos de los catalizadores de una reacción medida, elegante e inteligente que va a hacer mucho por la fiesta de los toros y, de paso, separará el grano de la paja en los debates interesados que pretenden salpicar a la corona con charcos que no le atañen. La vieja hermandad de caballeros de Nuestra Señora del Rosario ha salido en defensa del monarca y, a la vez, ha roto un par de lanzas por el mundo del toro, que no termina de asumir su propia responsabilidad en el pan que le da de comer.
*Cartas iban y venían. La carta escrita -publicada en El Correo el pasado domingo- por el teniente de Hermano Mayor de la Real Maestranza de Caballería de Sevilla está dando sus frutos. Las monteras más distinguidas del toreo han hecho suyo este texto y, desmarcándose de algunas voces disonantes, han dado inicio a una reacción que tiene mucho que ver con la renovada actitud de los matadores. Las principales figuras están obligadas a dar la cara; sólo ellas pueden ser los mejores emblemas de la defensa de una fiesta que necesita hacer una mejor y mayor política de lobby profesional para recuperar tanto tiempo -y no poco dinero- perdido. Ya se ha comentado la cita confirmada con la ministra González-Sinde. Los toreros quieren ir más allá y pretenden ser recibidos por el ministro del Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba y el mismísimo presidente Zapatero. El caso es que, mientras tanto, los políticos siguen enfrascados en su bronca particular: ahora toca debatir hasta el aburrimiento si es conveniente proteger la fiesta por ley. ¡Que rollo! En cualquier caso, no conviene dejar atrás ciertas declaraciones del vicepresidente Manuel Chaves que debería hacer extensivas a otros mundillos de paniaguados del reino. A pesar de todo, no le falta razón al señalar que la fiesta no puede basar su salud en los supositorios de las subvenciones públicas y que las entradas, especialmente de Despeñaperros para abajo, ya han alcanzado precios inasumibles para la mayoría de las economías. ¿Quién le pone el cascabel al gato?
*Inoportunidad malagueña. Y así, con la que está cayendo, la feria de Málaga inauguró sus corridas de toros con una polémica suspensión en la que hubo sabrosos cruces de declaraciones entre empresa y autoridad. Respetaremos el criterio de la presidenta y los facultativos: rechazaron las reses previstas de Campocerrado y suspendieron la corrida cuando la empresa declinó embarcar más ganado haciendo sus cuentas particulares, afrontando las previsibles consecuencias y el inevitable deterioro de imagen ante la afición malagueña. Ése era su problema aunque el numerito no es el más recomendable cuando el toreo necesita dar una imagen de seriedad y excelencia. Pero si la empresa comandada por Fernando Puche no se salió de la norma reglamentaria, a la autoridad le bastaba con suspender y le sobraban los adornos. A la presidenta del festejo le traicionó su conocida y practicante vena mediática acusando a los empresarios de la Malagueta de querer ahorrarse un puñado de duros amparándose en los vericuetos reglamentarios. A la señora Ana María Romero no le competen esos terrenos. Zapatero a tus zapatos.
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