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Por si alguien tenía alguna duda

Ya se puede leer el nombre de Pepe Peregil en la estatua que la ciudad le dedicó el pasado mes de marzo.

el 09 ago 2014 / 11:30 h.

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El monumento de Pepe Peregil finalmente terminado. / El Correo El monumento de Pepe Peregil finalmente terminado. / El Correo No hacía falta pero aún así se le ha puesto. Su gran mano extendida hacia adelante y el gesto desgarrador del rostro cantando una eterna saeta eran más que suficientes para que fuera identificado sin problemas por quienes pasan por esta esquina de la plaza Jerónimo de Córdoba, muy próxima a su taberna Quitapesares. No había duda. Es Pepe Peregil, con o sin nombre en el monumento que la ciudad de Sevilla le dedicó el pasado mes de marzo coincidiendo con el segundo aniversario de su fallecimiento. La infinidad de amigos que tenía –muchos de ellos presentes el día de la inauguración el pasado 19 de marzo– ni siquiera reparó en el olvido. «No le hace falta. Es tan conocido que aunque no se le ponga nombre, todos saben de quién se trata», llegaron a exponer entonces el poeta Manuel Melado y los saeteros El Sacri y Álex Ortiz. Otros, como Miguel Ángel Pérez de los Santos, presidente de la asociación Amigos de Peregil, aprovechó su intervención en el acto inaugural para tirar del humor que caracterizaba a este «manzanillero de Sevilla» y dar una explicación a la omisión de un nombre que no se ha olvidado:«Es otra de las muchas bromas que aún nos sigue gastando desde el cielo», acertó en explicar mientras que el alcalde Juan Ignacio Zoido se mostró convencido de que seguro se subsanaría este descuido. Hace unos días el nombre de «este hombre bueno» que llegó a Sevilla para buscarse la vida con su arte quedaba grabado en el pedestal. En la inscripción del pie de la estatua se añadía la siguiente leyenda: «D. José Pérez Blanco. Pepe Peregil». Le siguen las fechas de nacimiento y muerte (1945-2012), así como los versos con los que Ángel Vela inmortaliza a este querido cantaor y tabernero: «Por cuerpo tiene una torre/ y de campana la voz,/ no hay en el mundo doble/ porque Dios rompió el molde/ cuando le dio el corazón». El monumento de Pepe Peregil es una obra realizada en bronce por José Antonio Navarro Arteaga, quien dijo haber querido transmitir «su esencia» y «que fuera él». Para ello, siempre tuvo claro que lo haría cantando una saeta, «una de las muchas que le gustaba cantar a nuestras imágenes». La obra tiene una altura de 2,20 metros y ha ido sufragada con «la infinidad de rifas, sorteos y cetas» que han promovido su grupo de amigos y compañeros de profesión, entre los que se encuentran vecinos de la Puerta Osario, cofrades, cantaores, bailaores, exfutbolistas, taberneros y paisanos de su Manzanilla natal. Ahora ya puede contemplarse con el nombre que todavía resuena en este rincón donde se quitan todos los pesares.

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