La mesa estaba bien montada y mejor avituallada de viandas, caldos y dulces, hasta que llegó el mago. De un jalón limpio y seco, sacó el mantel sin que se moviera una cuchara. Como si le birlaran el césped a las estrellas de la Premier League, el festín quedó fuera de cacho, ante la perplejidad de los comensales. Así se han quedado los fans del PP, tras la jugada parlamentaria de su líder.
ZP había dado su golpe, apremiado por la banca europea y española, los líderes conservadores europeos y el afortunado Brown. Pero, no han sido los amigos banqueros de ZP sino los de Rajoy los que le han susurrado al oído que no se menee que esa no es su partida. Hubo acuerdo de todos ellos, por eso, sus medios, se han apresurados a vocear el sentido patrio del líder y su carácter bonachón. Ahora, a Rajoy ya no le queda más remedio que reforzar su artillería presupuestaria. Y ahí sí luce su coherencia, no exenta de contradicciones.
Los presupuestos no son buenos para las familias (pichinglis de households) ni para España, dice. Su contradicción está en que algunos de los suyos afirman que son buenos para Navarra, pero tiene razón: sus presupuestos serían otra cosa, unos presupuestos de un partido de derecha que comparte ideología, neoliberal, con la derecha europea y trasatlántica, por eso, no puede ni debe aceptar unos presupuestos con perfiles socialdemócratas. Pero, en estas circunstancias, ¿son mejores unos presupuestos de derecha o de izquierda?
Según Krugman, premio Nobel de Economía, la respuesta es clara: socialdemócratas de corte keynesiano. De ahí la contradicción del PSOE. Quizá perturbado por el llamado del presidente de la patronal a un alto al fuego con el capitalismo de mercado, ZP propone otro alto al fuego presupuestario. Como el mago del mantel ha dejado al PP fuera de cacho. Pero, ¿es coherente? ¿Son los presupuestos de Aguirre iguales que los de Chaves o los de Camps a los de Ibarretxe? Nuevos planes, misma crisis. No se trata de resolver sino de aparecer mejor ante ella.
Licenciado en Derecho y Antropología
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