Las elecciones de Portugal llegan hoy bajo la sombra de la crisis económica y de una campaña electoral en la que los dos principales candidatos han estado más preocupados en debatir la incidencia de España en su país que los verdaderos problemas de los ciudadanos portugueses.
La relación con España y los futuros proyectos se convirtieron en algunos de los temas estrellas de la campaña electoral, en la que se enfrentaron los líderes del Partido Socialista (PS) y del Partido Social Demócrata (PSD)
José Sócrates, actual primer ministro luso y candidato por el PS, insistió en apoyar el proyecto de tren de alta velocidad (AVE) que unirá en 2013 Lisboa con Madrid y Vigo, y señaló en una entrevista con el diario portugués Diário de Notícias que "Portugal tiene que ser consciente de que, si se quiere tener la ambición de colocarse en el centro y responder a los desafíos de la economía global, debe reforzar la modernización de las infraestructuras que lo unen a los mercados del centro de Europa". Además calificó al presidente español, José Luis Rodríguez Zapatero, de "uno de sus mejores amigos".
Por el contrario, Manuela Ferreira Leite, candidata del PSD, aseguró que la infraestructura del AVE es muy costosa y recordó que Portugal "no es una provincia española", defendiendo así la independencia de su país. No obstante, incluso dentro de su propio partido Ferreria Leite encontró críticos a esta postura. Luis Filipe Menezes, uno de los principales dirigentes de la oposición social demócrata de Portugal, señaló que está en desacuerdo con la decisión de su partido y dijo que sería un error que "afectaría a la competitividad de Portugal".
Otra de las polémicas fue la suspensión de un informativo que relacionó a Sócrates con un caso de sobornos inmobiliarios y que finalmente terminó salpicando a uno de sus principales rivales del Partido Socialdemócrata.
La crisis también estará hoy presente en las elecciones, ya que avivó el escepticismo entre los electores, que recriminan a sus gobernantes que no hayan sido capaces de llevarles al nivel de desarrollo que han alcanzado otras naciones europeas.
Aunque en las pasadas elecciones el candidato socialista logró la mayoría absoluta, hoy en día el partido tiene una amplia ventaja con respecto a su rival -38% frente a 29%-, pero no lo suficiente como poder gobernar en soledad. Es por esto por lo que ya se barajan varias posibilidades de alianzas para formar el Gobierno.
