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Prácticas en empresas

Cuando aquella multinacional quiso ficharme no tardé ni cinco minutos en adivinar cuáles eran sus intenciones y qué era lo que querían de mí. Acababa de salir de varios puestos interesantes en el Gobierno y acumulaba tres trienios de comunicación en el partido...

el 16 sep 2009 / 03:38 h.

Cuando aquella multinacional quiso ficharme no tardé ni cinco minutos en adivinar cuáles eran sus intenciones y qué era lo que querían de mí. Acababa de salir de varios puestos interesan-tes en el Gobierno y acumulaba tres trienios de comunicación en el partido ganador: mi experiencia era muy importante, pero lo que tenía precio eran mis relaciones personales con quienes ocupaban cargos muy altos en el gobierno de la época y en las empresas satélites.

Un amigo de la multinacional europea me lo explicó con claridad: mi valoración profesional era directamente proporcional al valor de los contratos que yo pudiera arrimar mediante mis contactos personales. Habría ganado entonces mucho dinero, contrato millonario (de pesetas), coche de la empresa, bonus, a cambio sólo de comprometer a personas que en algún momento habían confiado en mí y a quienes únicamente tenía que poner en el aprieto de recibir a los que iban a ser mis jefes.

El valor de mi experiencia profesional era sólo el valor de mi agenda personal, como el de esos extraños amigos-conocidos que de vez en cuando intentan, los pobres, sacar rentabilidad de mi teléfono ofreciéndome un seguro. En aquella ocasión, rehusé la oferta por no obligarme a poner en aprietos a mis amigos, aunque "es mejón de pedí que de robá". Pocos años antes Manuel Pimentel, flamante ex ministro, aceptó ser vicepresidente de una gran empresa andaluza. Creo que no cubrió sus expectativas de negocio con él.

Nunca se puede decir de esa agua no he de beber, pero si ya de por sí bajan teñidas es preferible apagar la sed en otros lugares. Una internacional minera ha sacado a su apoderada una rentabilidad de más de 10 millones de euros, de lo que debe estar satisfecha, a cambio de un contrato a Paula Chaves. Pero las aguas teñidas han dejado un tiznón en el currículo de su padre. Hasta hace poco esto se habría quedado en casa, pero el cargo de vicepresidente lo convierte en política nacional. Por un hijo se debe hacer de todo, menos prácticas de empresa.

Consultor de comunicación

isidro@cuberos.com

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