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Pregón en la Bastilla

París bien vale un pregón, así que, por extravagante que pueda parecer, el viernes me cogí un avión a la Ciudad de la Luz. Qué mejor que presentarse en el Teatro de la Opera, Bastille no el Garnier, a escuchar el pregón, acontecimiento cívico cultural de primer orden en la capital del Sena.

el 16 sep 2009 / 00:43 h.

París bien vale un pregón, así que, por extravagante que pueda parecer, el viernes me cogí un avión a la Ciudad de la Luz. Qué mejor que presentarse en el Teatro de la Opera, Bastille no el Garnier, a escuchar el pregón, acontecimiento cívico cultural de primer orden en la capital del Sena. Allí estaban el pregonero, Monsieur le crieur, el alcalde socialista, con ayuda de Verdes y comunistas, Delanöe, y su delegé de fiestas; también su opositor de derechas, Tiberi, los dos prefectos, el presidente de la Chambre de Commerce, Simon, el jefe militar de la Ile de France y la Bruni -luto viuda alegre- presididos por el cardenal Vingt Trois, arzobispo de Paris -recién nombrado por las feministas galas "Macho de Año"-, todos rodeados de fervor cofrade. Y comenzó el pregón. Confieso que mi francés no me permitía apreciar el caviar poético y la sensibilidad religiosa de Garonne, nombre del crieur, pero consiguió transportarme en la emoción y sentirme mecido desde la Sorbona, por Saint-Jaques, pasar a Saint-Germain, cruzar el Sena por el Pont Saint-Michel y luego otra vez atrás por Pont du Change, bajar entusiasmado, llorando por haber dejado el Barrio Latino, para enfilar la carrera oficial por la Cité hasta rendirme en Notre Dame. Soñé hasta una madrugá en Montmartre y las escaleras del Sacre Coeur franqueadas ágilmente por costaleros de Villamanrique. Pero, algo me sobresaltó.

Bajo la mirada complaciente de monseñor y durmiente del alcalde, le crieur la emprendió contra la ley del abortó de 1975, de divorcio de 1796, de contracepción de 1967, contra el laicismo y la Memoire de Vichy, para seguir, con su cristiano disgusto por el Arc de la Défense, Centre Pompidou, Pirámide del Louvre, la torre Montparnasse y la ampliación de la línea T3 del tranvía de Bercy y sus catenarias. Salí entusiasmado por lo primero, buscando el Barrio Latino, azahar y pain perdu (torrija). Pero nada; me vi en una procesión anti G-20 entre porras y porros; en la bulla me pareció ver a Paco Canto con su mujer asturiana vestidos de mantillas. Puede ser.

Licenciado en Derecho y Antropología

aroca.javier@gmail.com

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