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Premio al arte de bordar

La saya bordada por el moronense Manuel Solano para la Virgen de la Paz se ha merecido el premio Demófilo a la mejor obra permanente de la Semana Santa, un reconocimiento que ha sorprendido incluso al propio creador.

el 24 may 2014 / 23:45 h.

El bordador moronense Manuel Solano, en pleno apogeo creativo en su taller. / María Montiel El bordador moronense Manuel Solano, en pleno apogeo creativo en su taller. / María Montiel La Fundación Machado, buscando contribuir al sostenimiento y esplendor de las artesanías de la Semana Santa, instituyó en el año 1988 el premio Demófilo, un importante galardón como reconocimiento y premio de estas labores cofrades. Este año el premio a la mejor obra de arte permanente ha recaído en la saya de la Virgen de la Paz, un trabajo realizado artesanalmente por las manos del bordador Manuel Solano. Desde su taller en la calle Marchena los grandes azulejos de la entrada hacen anticipar que tras las puertas se bordan los ajuares de las diferentes Hermandades de toda España. Y ha sido desde este rincón de Morón, donde Manuel Solano ha realizado la saya de la Virgen de la Paz, ganadora del premio Demófilo a la mejor obra permanente de la Semana Santa 2014. Los estudiados detalles de su trabajo son los que le han valido el premio. / María Montiel Los estudiados detalles de su trabajo son los que le han valido el premio. / María Montiel Un premio que ha sorprendido a este bordador en cuyo taller continúa la rutina entre puntada y puntada. Tras la cuaresma y la entrega de sus últimos trabajos, Solano y sus bordadores comienzan una nueva etapa con la satisfacción del trabajo bien hecho. El galardón ha supuesto «un subidón de alegría que ha avalado las horas y horas dedicada a la maravillosa saya de la Virgen de la Paz, primer diseño gótico que se hacía en este taller». Un trabajo íntegro de Manuel, desde el diseño hasta el bordado, en estilo gótico florido e inspirado en la orfebrería del paso de Palio. Durante cinco meses, diez manos han trabajado en unos bastidores que han contemplado la complejidad de la saya que levantó admiración en el Domingo de Ramos. Una obra de gran elaboración para la cual se han empleado «antiguas técnicas de bordado, dedicando mucho tiempo y esmero». De hecho, han empleado casi tres kilos de materiales en plata, mezclando lentejuelas e hilos, los cuales han dado como resultado una saya que, en lugar de bordada, «parece esculpida sobre la Virgen de la Paz». La cantidad de volúmenes y relieves, junto con la técnica de perfilado en lentejuela, han sorprendido a la Fundación, la cual le otorgaba el premio dentro de los estrenos de la Semana Grande. Todo un reto personal para Solano quien se iniciaba en el mundo del bordado cofrade de una manera casual y por afición en un taller de la Hermandad del Calvario de Morón de la Frontera hace 22 años. El grupo joven de esta Hermandad lo organizaba con el objetivo de realizar el ajuar de su titular, incrementando el ropero de la Virgen con varias sayas, tocas y un mantón de camarín bordado en aplicaciones de tisú. Sin embargo, lo que comenzó como un hobby pronto se convirtió en una pasión para Manuel, quien varios años después entra de aprendiz en el taller de Paleteiro en Sevilla, en el cual aprende «los distintos puntos del bordado de oro por la maestra Isabel Melero». Así, el joven bordador con quince años empieza sus primeros pasos entre los costureros de hilos de plata y oro. En estos años han sido muchas las obras realizadas en el taller que da trabajo de manera permanente a tres personas, aunque en determinadas temporadas llegan a aumentar hasta acoger a ocho personas aguja en mano. Aunque guarda especial cariño a los enseres realizados para las hermandades de su ciudad, «ya que casi todas ellas han confiado en mí», también tiene preferencias entre otros trabajos realizados, como los faldones y estandarte de la Pastora de Cantillana, los enseres del Carmen Doloroso de Sevilla o una de las últimas entregas:la toca para la Virgen de la Consolación de Utrera lucida en el cincuentenario de su coronación. Tras un breve descanso, los dedos manchados de carboncillo plasman un diseño recibido para una nueva saya. En este caso destinada para la Virgen de la Encarnación de San Benito quien en el 2015 estrenará seguro una obra maestra de su taller artesanal.

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