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Premio 'Nuestra América'

Siempre me han parecido admirables las iniciativas culturales que tienen continuidad en el tiempo. Ocurre con frecuencia que los políticos quieren marcar su gestión pública con proyectos culturales muy específicos para que sean recordados como propios de su etapa de gobierno.

el 15 sep 2009 / 17:44 h.

Siempre me han parecido admirables las iniciativas culturales que tienen continuidad en el tiempo. Ocurre con frecuencia que los políticos quieren marcar su gestión pública con proyectos culturales muy específicos para que sean recordados como propios de su etapa de gobierno. Afortunadamente no es el caso del Premio de Monografías titulado Nuestra América que convoca anualmente el Área de Cultura de la Diputación de Sevilla. Fue anunciado por primera vez el año 1982 dentro de las actividades programadas por la Diputación de cara a la celebración de 1992. De hecho, hasta ese año, el premio tuvo la denominación de V Centenario del Descubrimiento de América, adoptando a partir de 1993 el nuevo y actual nombre de Nuestra América. Los objetivos eran los mismos: promover la investigación sobre temas relacionados con los países vinculados históricamente con España y, preferentemente, con nuestra tierra andaluza.

Con el apoyo de los sucesivos presidentes de la Diputación y de los diputados responsables del Área de Cultura, el Premio Nuestra América fue gestionado desde su fundación por dos mujeres excepcionales, directoras del Servicio de Archivo y Publicaciones de la institución: desde su fundación hasta 1995 por Antonia Heredia Herrera y desde 1996 hasta la actualidad por Carmen Barriga Guillén, responsables ambas en sus etapas del espléndido servicio de publicaciones de la Casa y de esa joya bibliográfica que es la colección Arte Hispalense.

En la colección resultante de la publicación de los premios y accésits concedidos durante estas 27 convocatorias -más de un cuarto de siglo de continuidad, que se dice pronto- hay una amplísima diversidad temática, cronológica y territorial en las monografías publicadas. Y en la nómina de autores, aparecen grandes nombres de la historiografía americanista de las últimas décadas. Algunos estaban ya consagrados mundialmente cuando se presentaron, como fue el caso del peruano Guillermo Lohmann Villena, ganador de la primera edición. Pero también figuran investigadores que eran menos conocidos en el año en que concurrieron al premio y que hoy ocupan cátedras universitarias o puestos de gran responsabilidad como docentes o investigadores en centros españoles e iberoamericanos: Antonio García-Abásolo, Adolfo González Rodríguez, Elías Zamora, Antonio Gutiérrez Escudero, Miguel Molina Martínez, José de la Puente Brunke, Carmen Mena García, Luisa Vila Vilar, Emilio Luque Azcona, etc. o el ganador de este año, el joven y brillante investigador Jaime Lacueva Muñoz.

No soy muy partidario de aplaudir a los políticos cuando hacen las cosas bien porque no hacen más que cumplir con su obligación. Pero considero que aquí no sólo hay continuidad, sino también mucha ilusión en el proyecto. Así se lo expresé hace unos días a la actual diputada de Cultura, Guillermina Navarro, una mujer comprometida con la cultura porque procede del mundo durísimo del Magisterio, al que ha dedicado toda una vida. Enhorabuena por esta fecunda y prolongada iniciativa cultural.

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