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Presos del arte

Una Torre del Oro a base de pequeños libros, el Puente de Triana y las 18 obras de Francisco García Lora, artista ya antes de entrar en prisión, son algunos de los tesoros que se exponen estos días en la cárcel. Fotoi: José Manuel Cabello.

el 15 sep 2009 / 06:50 h.

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Una Torre del Oro a base de pequeños libros, realizada por presos del curso de Encuadernación; el Puente de Triana en plomo, pvc y estaño, construido por el taller de Fontanería; y las 18 obras de Francisco García Lora, artista ya antes de entrar en prisión, son algunos de los tesoros que se exponen estos días en la cárcel.

De entre las obras que ha presentado, incluidos retratos de sevillanos tan famosos como Bécquer, Velázquez o Aníbal González y abanicos pintados con estilo costumbrista, García Lora -36 años, uno y medio desde que llegó a la cárcel por estafa- se emociona ante un cuadro sobrio de troncos de árboles, inspirado en el parque de La Corchuela y que busca reflejar "algo alejado de la Sevilla monumental, pero cercano a Sevilla", según su autor, que destaca "el efecto de las luces y sombras" sobre un paisaje "árido" y algo triste, que todos los invitados ayer a la inauguración de la muestra se paran a contemplar.

Entre ellos, la subdirectora general de Tratamiento y Gestión de Instituciones Penitenciarias, Concepción Yagüe; el defensor del Pueblo Andaluz, José Chamizo; y el director de la cárcel sevillana, Juan Manuel Ruiz, que desde hace años fomenta esta cita anual porque así logra que los internos participen en actividades artísticas que los ayudan a expresarse, conocerse y salir de la inevitable rutina carcelaria.

Una mirada a Sevilla aúna decenas de estos trabajos, correspondientes no sólo al taller de Pintura, que aporta numerosas obras a la muestra, sino también a cursos profesionales como el de Costura, que vistió de flamencas a dos internas que se paseaban por la sala de exposiciones, y el de Fontanería, cuya quincena de internos se llevó "cinco o seis meses" montando un Puente de Triana cuyas finísimas farolas se les atravesaban, porque los tubos metálicos se fundían al intentar soldarlos con los instrumentos que usan para las tuberías, se quejaba José Manuel Meléndez, uno de los autores. Flamencas de papel maché, perfiles de la calle Betis y la Giralda cosidos en hilo e incluso otra Torre del Oro, esta vez de marquetería, completan esta exhibición artística.

Maya, una de las responsables de los talleres laborales, añadía que algunas piezas son solicitadas por Sombra, la tienda que Instituciones Penitenciarias tiene en Madrid con objetos de todos los internos en España, que luego se embolsan los beneficios. Esta vez les han pedido camisetas con adornos cosidos que se hacen en el taller de Confección, y hace poco el pintor, como todos conocen a García Lora, envió 200 abanicos adornados a mano, que se iban a regalar en una reunión de Unicef. "Iban a ser cien, pero tuvieron mucho éxito", explica el autor, que imparte clases de pintura a sus compañeros. "Hay gente muy interesada y algunos tienen inquietudes artísticas, había dos muy buenos. Y la pintura les enriquece".

Tras el acto formal les toca lucirse a los alumnos de Cocina -incluída Ana María Ramírez, también maniquí de uno de los trajes de flamenca-. Son responsables de los adornados pinchos de tortilla, las variadas canastillas de hojaldre y los chupitos de gazpacho del catering con que se agasaja a los invitados, que se entremezclan en uno de los patios del centro penitenciario con internos y trabajadores de la prisión. Allí, entre tapas y refrescos, el paso de cuartos de España en la Eurocopa es tan omnipresente como en cualquier otro lugar del país: se nota en las charlas y en el éxito de un preso que luce la camiseta de la Selección.

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