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"Primates, rumiantes, niños... todos son iguales ante el dolor"

el 23 nov 2012 / 20:41 h.

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Fernando Álvarez promociona estos días su ensayo 'La verdad sobre los toros'.
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Conocíamos los argumentos a favor y en contra de la tauromaquia desde el ámbito de la filosofía. Pero Fernando Álvarez, en su libro, de reciente publicación, La verdad sobre los toros (Editorial Hades), se posiciona en contra de esta tradición en base, además, a planteamientos científicos. La Casa de la Ciencia ha acogido esta semana la presentación de una obra que, próximamente, se dará a conocer en Madrid y en Barcelona para continuar luego su difusión por la agitada Iberoamérica, donde en Ecuador se acaban de prohibir las corridas.

-¿Qué le llevó a profundizar en un asunto tan controvertido?

-Desde los años 70 he estado trabajando con animales y todos mis trabajos han estado relacionados con su comportamiento. Mi relación con ellos ha sido muy directa. Y me he percatado del hecho de que, nosotros los humanos, somos unos animales más en este mundo. Es por esto por lo que he sentido la necesidad de ordenar pensamientos y argumentos y explicar en un libro que la tauromaquia es algo terrible.

-Filósofos como Mosterín, Singer o Francione se han posicionado en contra de la tauromaquia. Usted es científico. ¿Reside ahí su aportación?

-No presento argumentos especialmente nuevos, pero sí que empleo abundantemente explicaciones científicas para defender que la abolición de la tauromaquia es una lucha justa. Hay filósofos taurinos como Fernando Savater y Francisc Wolff que no tienen ni idea de animales. Ellos defienden el egoísmo moral:esto es, los animales no ejercen deberes y por tanto no son merecedores de derechos, están a nuestra disposición. Frente a esta barbaridad, un axioma más simple: Para ser un objeto de derecho no se tienen que ejercer deberes. Una persona discapacitada psíquica no presenta deberes pero merece la máxima protección.

-¿Cuál es su mayor constatación científica para estar en contra de las corridas?

-He trabajado con primates, rumiantes, con niños y con aves. Y todos, absolutamente todos, sienten y son iguales ante el dolor. A partir de ahí defender algo aberrante como la tauromaquia es completamente imposible.

-¿Existe algún argumento favorable a la tauromaquia que sea difícil de discutir?

-No. Los argumentos de los defensores son muy débiles. Si no quieren venir a los toros que no vengan es una cretinez. La ecología tampoco les sirve de baza. Hablan de la preservación de las dehesas. Mire, en España, de 5,8 millones de hectáreas de dehesas, las ocupadas por ganaderías de toros bravos no representan ni el cinco por ciento. Aseguran que el toro es el guardián del lince y del águila imperial. Mentira. No coinciden ni geográficamente ni ecológicamente. Y la tradición... bueno, ¿deberíamos seguir conservando el garrote vil?

-Asegura Fernando Savater que el problema de los antitaurinos es que "humanizan a los toros"...

-Desde luego yo no estoy influido por Walt Disney, sí por mi experiencia de décadas trabajando con animales. Una cosa es humanizarlos y otra cosa es aceptarnos y vernos como lo que somos, animales. Compartimos con el resto de especies la consciencia y los sentimientos, sólo nos diferenciamos en el hecho de que, en algunos casos, podemos ser más inteligentes que ellos.

-¿Vaticina que el conjunto de España conocerá el fin de esta tradición?

-Por supuesto. Esto es imparable. Mire lo que está sucediendo en los países latinoamericanos. En el siglo XVI en gran parte de Europa se practicaban distintas formas de corridas de toros. Y en el siglo XIX se abolieron los encierros en el Reino Unido en medio de fortísimas discusiones porque aseguraban que aquellas salvajadas tenían que ver con la hombría. En España, al 72% de la población no le interesan los toros, tanto por ciento que sube si hablamos sólo de jóvenes y mujeres. La sensibilidad hacia los animales cada vez es mayor. Sucede que hay una propaganda muy fuerte a su favor que pretende no dejar escapar a la clientela. Las ganaderías viven gracias a los subsidios. Todo esto caerá, no lo dude.

-¿Cuál es el límite en la defensa de los animales? Hoy las organizaciones defensoras difunden también dietas estrictamente vegetarianas...

-El límite está en el respeto. Ningún ser vivo debe sufrir. Sería deseable que se llegara a cultivar la carne para no producir sufrimiento. Mientras eso sucede, la dieta vegetariana estricta es la consecuencia lógica de proteger a los animales. Defendemos los Derechos Humanos. ¿Y por qué a la vez seguimos inflingiendo tanto sufrimiento a animales como nosotros? Es inhumano. Pero cada vez somos más los que defendemos esta verdad.

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