La Pablo de Olavide se hace mayor y por eso empieza a sufrir los achaques propios de la edad. Aquella universidad vitalista y, por qué no decirlo, alocada que nació en el curso 97/98 es hoy un campus más maduro en el que las diferentes maneras de entender la gestión empiezan a chocar. Y de uno de esos choques de trenes ha salido herido el que desde 1997 ha ocupado el cargo de vicerrector de Relaciones Institucionales. Luis Pérez Prat recogía ayer sus cosas del despacho tras haber presentado su dimisión y habérsele aceptado por quien ha sido su principal valedor en los últimos años, el rector Juan Jiménez.
"Diferencias irreconciliables en la gobernanza de la universidad". Estas son las explicaciones oficiales que ofreció ayer la universidad. Esas diferencias han existido siempre porque Luis Pérez Prat, profesor de Derecho, es hombre de reglas, de pautas. Por eso, en las últimas elecciones en las que Jiménez revalidó el Rectorado (hace tan sólo cinco meses), le arrancó un compromiso: se dejaría "asesorar". Esto traducido al papel se convirtió en el cargo de vicerrector primero, cuya tarea es coordinar el trabajo del equipo de Gobierno. Las fuentes consultadas por este periódico apuntan a un "desgaste" de Pérez Prat en el cargo que se agravó tras el amago de Juan Jiménez -del que todas las fuentes consultadas resaltan que es un "espíritu libre"- de renunciar al cargo de rector por la exclusión de la Olavide de los campus de excelencia.
Finalmente no lo hizo. Pérez Prat no quiso ayer entrar a valorar los motivos de su marcha.
"Los últimos cinco meses han sido los más difíciles que hemos vivido desde que llegamos al Rectorado", sentencia un miembro del equipo del Gobierno. Pero, aclara: en la Olavide puede haber mar de fondo, en ningún caso un tsunami.
Lo que nadie oculta es que el monumental fiasco del campus de excelencia ha dejado tocado al equipo de Gobierno que comanda Jiménez. Las citadas fuentes creen que, si la exclusión se hubiera producido en otro contexto (es decir, que no existiera una crisis económica tan profunda), la reacción no habría sido la misma. La necesidad en este caso mandaba.
Juan Jiménez y Luis Pérez Prat han ido de la mano desde el mismo día en que el primero dio el paso a presentarse a rector. Pérez Prat ha sido un "referente indiscutible" en el equipo de Gobierno. La pregunta entonces es:¿no se resistió entonces el rector a dejarle marchar cuando recibió la dimisión? "No es una cuestión de luchar o no por Luis. Las cosas se desgastan y era el momento de poner punto y final", apostillan algunas de las fuentes consultadas.
Relevos. En cualquier caso, el relevo ya tienen nombre y tomará posesión de su cargo el próximo lunes. Carlos Alarcón, catedrático de Filosofía del Derecho, sustituirá a Pérez Prat al frente del Vicerrectorado de Relaciones Institucionales. No será el único cambio. El vicerrector de Estudiantes, Francisco Bedoya, también se apea del Gobierno tan sólo cinco meses después de las elecciones para dejar paso a Modesto Luceño, catedrático de Botánica. A los salientes, el rector les agradeció en un comunicado "su inmensa dedicación a sus respectivas funciones, una labor que han desempeñado de forma impecable en momentos tan difíciles y agotadores como los que hemos vivido estos años". La remodelación de gobierno "se plantea -continuó la nota- para afrontar con energía renovada los próximos años de gobierno, que se presentan particularmente difíciles por la situación de nuestro país".
