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Primeras diferencias serias

El camino emprendido por el Betis y Paco Chaparro para negociar la renovación del vínculo entre uno y otro empieza a ser tan tortuoso como se preveía, por mucho que el agente del técnico fuese extremadamente optimista al principio. La cuerda se tensa por la razón más antigua del mundo: el dinero.

el 15 sep 2009 / 03:40 h.

El camino emprendido por el Betis y Paco Chaparro para negociar la renovación del vínculo entre uno y otro empieza a ser tan tortuoso como se preveía, por mucho que el agente del técnico fuese extremadamente optimista al principio. La cuerda se tensa por la razón más antigua del mundo: el dinero.

Las apariencias engañan en la negociación que Paco Chaparro y el Betis empezaron hace un par de semanas para renovar el contrato del entrenador, el artífice de la salvación la pasada temporada y por supuesto en la actual. Sus números, el apoyo de los futbolistas y su conocimiento del club se antojarían determinantes para garantizar su continuidad, pero el Betis es el Betis y nada, o casi nada, es lo que parece.

El técnico volvió a reunirse el martes con el director deportivo, Manuel Momparlet, y el avance en las negociaciones fue más bien mínimo. De hecho, el diálogo ha sufrido un retroceso alimentado por el típico motivo: el dinero.

En pocas palabras, el club verdiblanco ha presentado a Chaparro una oferta económica baja, muy baja, y el entrenador ha respondido con una contraoferta en el sentido opuesto: un millón de euros, según adelantó ayer Canal Sur.

El trianero es totalmente consciente de que Manuel Ruiz de Lopera difícilmente aceptará esa ficha, pero es su maniobra en este principio del tira y afloja entre las dos partes. Y en el fondo subyace un hecho indiscutible: esa cantidad se acerca muy mucho a lo que cobraron algunos de sus antecesores, los mismos que le dejaron un equipo casi hundido en Segunda.

Es más, se trata de la cifra que pide el otro gran aspirante al banquillo bético, Unai Emery, pero no sólo se la solicita a la entidad de Heliópolis, sino a todos los pretendientes que llaman a su puerta, por ejemplo el Atlético de Madrid.

Que Lopera haya adelantado más con el entrenador del Almería que con el suyo propio o no sólo lo sabe el máximo accionista, pero no sería la primera vez que el mandamás verdiblanco juega con varias cartas y presiona a una de ellas para que se rinda por propia voluntad. De momento, Chaparro se mantiene frío y siempre responde con prudencia cada vez que se le pregunta por la negociación.

Las discrepancias económicas, en todo caso, se suman a las diferencias deportivas entre el técnico y la clase dirigente. Chaparro ni siquiera ha proporcionado todavía su lista de bajas, pero la cantidad que piensa dar choca con la intención del club. "Tenemos una buena plantilla", dijo Lopera en su última comparecencia mediática.

El comportamiento del consejero delegado es otro de los factores que contribuyen a hacer más tortuoso este camino. Lopera aún no se ha visto cara a cara con Chaparro para tratar su renovación, aunque por lo menos ha cedido en algunas de sus pretensiones, como el comedor para los futbolistas en la ciudad deportiva. Quizás sea una señal de que el jefe cuenta de verdad con su empleado más cualificado o quizás no. En el Betis nunca se sabe.

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