'Primero de Mayas‘

La XXXVIII edición del concurso de Mayas de Carmona reunió este jueves a los más pequeños en la Plaza de San Fernando, en una tradición popular que la Peña Cultural La Giraldilla recuperó hace ahora 38 años

el 01 may 2014 / 22:51 h.

Cuando el paso del tiempo relega las tradiciones a un segundo plano, solo aquellos que las conocen de primera mano pueden luchar por recuperarlas. Esto es lo que decidió llevar a cabo, hace ahora 38 años, la Peña Cultural La Giraldilla de Carmona, para devolver al municipio una de sus más típicas costumbres: las Mayas. En esta fiesta, que se celebra todos los primeros de mayo en la localidad sevillana, los protagonistas son los más pequeños. Niños de hasta 14 años que decoran sillas de enea envolviéndolas con una sábana y añadiéndoles un exorno de flores silvestres y una estampa de la Virgen, además de colocar un platillo donde recogen donativos. Hace 38 años las mayas tomaron forma de concurso gracias a la iniciativa que la Peña La Giraldilla puso en marcha con el objetivo de rescatar una tradición carmonense muy antigua. Pero, ¿cómo surgieron las mayas? Según Francisco Ríos, miembro de la Peña La Giraldilla, y el único fundador del concurso que aún vive, «antiguamente, cuando llegaba el mes de mayo, los niños de Carmona decoraban las sillas e iban casa por casa pidiendo un chivito para las mayas, que es un derivado de la moneda llamada ochavo que existía entonces», y lo hacían para «conseguir un dinero extra para golosinas o para la Feria del pueblo, que es en el mismo mes», añade Juan Ramón Talavera, uno de los organizadores del concurso de mayas y miembro también de la peña. Pero, con el paso del tiempo, la tradición fue perdiéndose y, al ser algo tan típico de Carmona, La Giraldilla quiso aportar su granito de arena para continuar con este legado. Además, posteriormente se añadieron las categorías de pasos pequeños y cruces de mayo, en las que los niños carmonenses comienzan a hacer sus pinitos en la Semana Santa, ya que «aquí hay mucha afición a esta fiesta», asegura Talavera. De esta forma, en el concurso anual se establecen dos categorías, una para las mayas y otra para los pasos con cruces de mayo, que a su vez engloban la subcategoría de pasos pequeños. No obstante, el peso del concurso y las verdaderas protagonistas son las sillas de enea en las que los más pequeños ponen todo su esfuerzo e ilusión a la hora de decorarlas para que sean expuestas en la Plaza de San Fernando. Beatriz, de siete años, junto con Sara y Paula, de ocho, que participaban juntas y por primera vez, esperaban el fallo del jurado –compuesto por 14 miembros– con total ilusión. Para las tres, hacer la maya había sido «muy divertido, porque hemos ido juntas a recoger las flores al campo», y a ninguna le importaba realmente ganar o no el premio, porque en sus caras podía atisbarse la felicidad por el simple hecho de encontrarse allí y de que los vecinos se pararan a contemplar su obra. Más experimentados se encontraban Luis y Jesús, de 13 y 12 años respectivamente, quienes participaban por segundo año consecutivo. Cada una de las 50 mayas inscritas en el concurso recibe un premio de seis euros solo por participar, «lo que ya incentiva a los chavales para que lo hagan», apunta Juan Ramón Talavera, que a su vez añade que «a pesar de que alguna gente se extrañe, se mantiene el premio en metálico por la tradición del chivito». De esta forma, las Mayas cuentan con primero, segundo y tercer premio, cuyas cantidades son 40, 35 y 25 euros, además de un accésit de 15 euros. Un dinero que asume al completo la Peña La Giraldilla, y que este año «hemos tenido que recortarlos porque no contamos con mucha financiación». Y es que esta peña está «metida en todos los fregados del pueblo», afirma entre risas Talavera, pues no solo organizan el concurso de Mayas, sino que también se encargan de la cabalgata de Reyes Magos y del concurso de paseo de caballos de la Feria. Por eso, aunque no cuenten con demasiados recursos, la implicación social que tiene esta asociación en Carmona es muy grande. Por eso, en sus iniciativas, la respuesta de la gente nunca falla, y prueba de ello era la Plaza de San Fernando, que estaba a rebosar en este primero de mayo. Cuando el sol iba apretando en pleno centro del municipio, el jurado –compuesto por representantes de la Giraldilla, miembros del Ayuntamiento, la estrella, la reina y los tres reyes de la cabalgata, así como algunos artistas locales– se retiró a realizar el conteo de las votaciones, que se hacen de manera que cada miembro valora diez mayas por orden de preferencia, basándose en criterios puramente estéticos como la originalidad o el hecho de que se asemeje a una maya tradicional. Así, se suman los puntos que obtiene cada una, y las cuatro que más consigan son las que se llevan los tres premios y el accésit. En esta edición, David, que subió al escenario junto a su hermana, se hizo con el primer galardón. Pero más allá de reconocimientos y de clasificaciones, o de recaudar mayor o menor cantidad de «chivitos», lo realmente interesante de esta fiesta carmonense es la recuperación total de una tradición popular por y para los niños, que consigue, de una manera muy original, apartar a los más pequeños de las videoconsolas o los móviles durante al menos la mañana de este primero de mayas.

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