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Prisioneros de las fronteras

Todo el mundo sabe que la barriada de Nueva Sevilla está en Castilleja de la Cuesta. Pero menos conocido es que cinco bloques, 72 familias, tienen su piso justo tras la linde de Bormujos. (Foto: Juanma Rodríguez)

el 14 sep 2009 / 22:23 h.

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Todo el mundo sabe que la barriada de Nueva Sevilla está en Castilleja de la Cuesta. Pero menos conocido es que cinco bloques, 72 familias, tienen su piso justo tras la linde de Bormujos, lo que les trae todo tipo de complicaciones. Están hartos y se sienten prisioneros por esta situación.

Francisca Carmona Ortiz vive con su familia en uno de los bajos del bloque G-2-4 de la Avenida de Bormujos de Nueva Sevilla. Justo en la frontera, del lado de Bormujos. La broma de la geografía política le supone problemas con la escolarización de sus hijos e incluso, en las emergencias, un taxi dos euros más caro que al resto de vecinos -tarifa intermunicipal- que cuando lo puede coger en la parada, a 30 metros. Es Castilleja de la Cuesta.

Los niños más pequeños pueden ir al colegio en la misma barriada, pero los alumnos de Enseñanza Secundaria Obligatoria (ESO) tienen que caminar hasta el Instituto Los Álamos de Bormujos 1,4 kilómetros, cuando a 300 metros se levanta el Castalla, en suelo de Castilleja de la Cuesta, como se encarga de recordar Dolores Prieto, de la puerta de al lado. Tampoco pueden ir los más pequeños a la guardería de Nueva Sevilla.

Estas vecinas se quejan de que Bormujos "sólo está para cobrar más caro" y prestar servicios de peor calidad. Un ejemplo: la basura. Se quejan de que por ser contribuyentes en Bormujos pagan 120 euros, cuando en el bloque de al lado (en Castilleja de la Cuesta) pagan 60. "No podemos reciclar ni tenemos contenedores soterrados como ellos", tercia una tercera vecina, María del Carmen García Rey.

Mientras, Melania González asegura que le llegó a preguntar al alcalde de Bormujos, Baldomero Gaviño (Partido para el Desarrollo de Bormujos, PDB): "¿Por qué no nos dejas ser de Castilleja de la Cuesta?".

Los hijos de la primera vecina juegan en el mismo equipo de fútbol que sus amigos de Nueva Sevilla.

Mientras que a los residentes en los bloques de Castilleja de la Cuesta eso les sale gratis, los niños del G-2-4 tienen que pagar unos seis euros. Para saltarse estas incomodidades, otros vecinos no vacilan en confesar que están todos empadronados en los domicilios de los padres, los tíos o los abuelos.

El límite entre los dos pueblos se ve a simple vista en la Plaza de la Amistad, que comparten los dos: un sendero medio metro más bajo que el resto que la plaza, que corta como una cicatriz. A cada lado el enlosado de la plaza es similar, aunque diferente. Es la frontera.

La concejal de Participación Ciudadana de Bormujos, Asunción Fernández, rechaza que estos ciudadanos estén discriminados: "Pagan igual y reciben los mismos servicios que el resto de Bormujos". Y sobre la posibilidad de segregación es tajante: "¿Es que España se plantea ceder Ceuta y Melilla?". Igualmente, destaca que sus propios hijos hacen deporte en Castilleja de la Cuesta y ella natación en Gines, "porque las instalaciones o están más cerca, o son mejores", y no se plantea estar discriminada. "En pueblos tan próximos todos usan los servicios de todos", concluye la edil.

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