En la recta final de las Noches del Alcázar, el nombre de Andreas Prittwitz (Munich, 1960) adquiere una notable trascendencia, pues son escasos los intérpretes de música antigua con una dedicación tan plena como la suya a fusionar el pasado con los sonidos del jazz o, directamente, con la mejor new age.
Algo de todo ello hay en el proyecto que viene presentando, Looking back over the Renaissance, una mirada a una época en la que las pavanas de Dowland y los romances anónimos se confunden ahora con saxofones con aroma a club nocturno.
"Mi formación ha sido la música antigua, pero un buen día comencé a descubrir otros mundos", reconoce Prittwitz, un alemán que, por azares del destino, ha ido a parar a un pueblo de Ávila, fortaleza en la que da vida a sus proyectos, los más inminentes, dos discos de improvisación sobre el barroco y el medievo.
Mañana, el intérprete de flautas de pico, clarinete y saxofón fusionará en el Cenador de la Alcoba hits renacentistas como las Tres Morillas, Hoy comamos y bebamos y Lachrimae antiquae con sonidos que emergen de violas de gamba, guitarra española, bouzuki, percusiones y violín. "La cultura occidental está muy agotada de armonías y por eso es necesario adentrarse en sonidos procedentes de otras culturas", argumenta el heterodoxo Andreas.
Dueño de una carrera en la que la música antigua se ha mezclado con colaboraciones con músicos como Chano Domínguez, Ana Belén, Javier Krahe o Jorge Pardo, el líder de Looking Back se muestra ahora encantado por estar "involucrado al cien por cien" en su proyecto de fusión: "Mis músicas son el proyecto de mi vida y a eso es a lo que voy a dedicarme en el futuro", confiesa.
Otras citas. Las Noches del Alcázar continúan esta noche con la música medieval de Artefactum. Tras Andreas Prittwitz, el sábado actuará el Ensemble Metropoli y el domingo clausurará el ciclo el conjunto sevillano Musica Prima.