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Prohibido oler, tocar y comer

María del Carmen es psicóloga clínica y vive en pareja en Barcelona. María José, bibliotecaria-documentalista, reside sola en Madrid. Ambas tienen en torno a los 40 años y la misma enfermedad, el Síndrome Químico Múltiple (SQM), que les obliga a vivir pendientes de lo que huelen, tocan y comen.

el 15 sep 2009 / 07:02 h.

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María del Carmen es psicóloga clínica y vive en pareja en Barcelona. María José, bibliotecaria-documentalista, reside sola en Madrid. Ambas tienen en torno a los 40 años y la misma enfermedad, el Síndrome Químico Múltiple (SQM), que les obliga a vivir pendientes de lo que huelen, lo que tocan y lo que comen.

Su hipersensibilidad a los productos químicos ha provocado en Mari Carmen convulsiones por un simple olor a perfume. "Me ahogaba porque el cerebro no mandaba la orden y me podía morir", explica.

Más tarde apareció la fatiga, redujo su vida social y tuvo que declinar compromisos. "Sólo iba del trabajo a casa, a meterme en la cama. Empecé a tener alteraciones cognitivas, no podía pensar, ¡indispensable para mi trabajo de psicóloga!, me fatigaba hasta hablar", relata.

Como ella, todos los enfermos de SQM viven alejados de perfumes, pinturas o artículos de limpieza, comen alimentos ecológicos y los purificadores de aire son casi el único mobiliario de sus hogares. El caso de Elvira Roda, la conocida como chica burbuja, ha destapado la realidad de una enfermedad que afecta a miles de españoles.

La presidenta de la Fundación Alborada, Piñar Muñoz Calero, médico y afectada por esta dolencia no reconocida por la Organización Mundial de la Salud, la define como "una reacción del organismo que, harto de tóxicos, estalla en hipersensibilidad y busca desaforadamente un ambiente adecuado".

Muñoz Calero habla con Efe a través de otra persona que, a una distancia determinada, le traslada las preguntas. Como otros muchos afectados por este síndrome, es hipersensible a las ondas electromagnéticas de los móviles.

Desconocimiento. La disparidad de síntomas y de agentes causantes de la dolencia está en el fondo de la dificultad para el diagnóstico. El SQM afecta a entre el 4 y el 9% de la población europea, la misma prevalencia que tiene la diabetes.

En España, la única estimación habla de 300.000 afectados por el síndrome tóxico. Muñoz Calero explica que "todavía son mayoría los médicos que por desconocimiento recetan tranquilizantes a sus pacientes o les envían al psiquiatra". Apenas una decenas de médicos son especialistas en SQM.

Uno de ellos, Julián Márquez, explica que "el paciente está normal. Pero cuando huele, por ejemplo, lejía, tabaco o gasolina, no es que le desagrade el olor, sino que empieza a encontrarse realmente mal". De los pacientes más graves, un 90% llega a tener alteraciones cognitivas, generalmente dificultades para realizar tareas simultáneas.

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