Cultura

Prometedor arranque

el 30 ene 2012 / 20:28 h.

 

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Centro Cultural Cajasol. 28 de enero. Programa: Prospero's book -suite-, Michael Nyman. Glassworks, Philip Glass. Cinco piezas, Yann Tiersen. Intérpretes: Ensamble Nueva Música. Eduardo Maestre, director. 

Que la cultura se está dejando marchitar en Sevilla es una realidad tan palpable en la agenda de la ciudad como acongojante desde el punto de vista sociológico. Parece que hablar de cultura da pudor a los actuales próceres políticos. Tampoco parece que importe demasiado a otros estamentos. Y así pasa. Que eventos como el del pasado sábado pasan sin mayor alborozo que el provocado al final por los aplausos del generoso público reunido en la Sala Joaquín Turina del Centro Cultural Cajasol.

En el escenario, el Ensamble Nueva Música, una orquesta de cámara surgida aquí mismo -al calor del Conservatorio Francisco Guerrero y por el empeño de su director, Eduardo Maestre- que nace con la vocación desafiante y decidida de servir a la música minimalista. Una aventura inédita en España pero en la que no están solos en el mundo (ahí está el London Steve Reich Ensemble o el holandés Ensemble Klang, por cierto, formaciones surgidas en dos de las grandes capitales europeas de la cultura...lo que debería dar que pensar sobre el arrojo de su fundador).

Con una imagen marcadamente jovial, alejada de la sobriedad de los conjuntos clásicos y contemporáneos, el Ensamble Nueva Música celebró su puesta de largo con un programa generoso y esclarecedor de las intenciones estéticas que habrán de guiar al grupo en el futuro. Músicas de Nyman, Glass y Tiersen en los atriles. Del primero, una suite de Prospero's book que, desde sus primeros acordes, definió el esfuerzo realizado durante las semanas atrás. Sonido rápido y compacto, con gradaciones excelentemente controladas por Maestre y transiciones bien resueltas. Allá donde la partitura ofrecía sus mayores escollos, los sevillanos los sorteaban y salían de ellos con éxito.

La música repetitiva no está tan alejada, como quizás crea Maestre, de las obras de la vanguardia más abstrusa. Unas y otras forman parte de la misma fascinante columna vertebral, y como ejemplar estética de la modernidad que es, el minimalismo (musical, pictórico, escultórico...) no fue si no la manera de pegar el puñetazo en la mesa por parte de unos compositores que se revelaron ideológicamente contra otros. Uno de ellos fue Philip Glass, cuya obra más interesante precisamente participa de aquella rabiosa revolución (Music with changing parts, Music in twelve...) antes de que el cine y los dólares acabarán por reblandecer sus postulados.

Glassworks (1981), la obra ofrecida, permanece en un apreciable punto medio. En la concentrada, compleja ejecución de la misma, el Ensamble Nueva Música partió de un inspirado Opening, se enredaron las trompas y se destensó la cuerda grave en Floe, en Island se acertó con el sonido leve y melancólico del Glass menos sincopado, Rubric significó unos gozosos y vertiginosos instantes, Façades nos llevó mentalmente hasta otra partitura, Koyaanisqatsi, y de ahí a Closing. Por el camino, notas altas para los clarinetes y los saxos, también para el convincente punteo del sintetizador. Un reto saldado con más luces que sombras, una partitura, en fin, que pueden llevar a un nivel más alto de excelencia.

Concluyó el programa con cinco piezas de Yann Tiersen orquestadas por Maestre. En el paso del piano al conjunto de cámara, las melodías del francés han perdido su carácter naïf para tornarse más abiertamente neotonales. Pero no hay en ellas atisbos de grandeza, sólo unas sencillas e inocuas ideas que ni encantan ni molestan. El Ensamble las tocó con convicción -como se debe hacer con cualquier música que se decide poner ante el atril-, y Maestre definió bien los planos, atendió los apartados solistas y redondeó la premiere con un bis querido por la concurrencia, la Valse d'Amelie. El resultado, ya lo hemos apuntado, tuvo cariz de acontecimiento. Y el futuro debería de presentarse interesante para estos buenos músicos. Sólo es de esperar que aborden, tiempo al tiempo, partituras de similar envergadura a las de Nyman y Glass. Ahí están compositores, minimalistas stricto sensu, como Steve Reich, Tom Johnson, Phil Niblock, Peter Adriaansz, etc... cuyas músicas estamos deseando oír.

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