En la época de los Spaghetti Western las productoras se traían a Almería hasta los bocatas de crema de cacahuete. Andalucía era sólo el decorado. 45 años después cuentan con la industria audiovisual andaluza. Carlos Rosado Cobián acaba de ser reelegido presidente de la Andalucía Film Commission , organización referente en un sector al que lleva ligado 25 años.
-¿Ha cuajado en Andalucía la industria audiovisual?
-Aquí hay gente muy buena en el sector de la animación, compañías muy competitivas, pero hay otra cara de la moneda: empresas que no podrán sobrevivir porque sólo tienen un cliente que es una televisión pública autonómica. Y el futuro pasa por salir y por producir para las nuevas pantallas. Ése es el reto de los profesionales
-¿Cuántas películas se han rodado en Andalucía este año?
-En 2010 se rodaron 59 películas, un 5,29% de la producción audiovisual en Andalucía. El cine es lo que tiene más proyección, pero aquí se han rodado 1.600 documentales, cortos, anuncios... se necesitan sitios y el papel de la Andalucía film Commission es actuar en red: si usted necesita un castillo templario le llevamos a un pueblo que lo tiene.
-¿Todo dar facilidades?
-Andalucía tiene localizaciones diversas, clima adecuado, infraestructuras y hoteles y también una oferta completa de la industria audiovisual. Para que sea barato rodar, los ayuntamientos deben controlar los rodajes para que no se pierda patrimonio, pero no poner trabas. Que no vuelva Spielberg a llevar una especie de paloma invasora al Cabo de Gata para rodar Indiana Jones ni nadie a quemar un bosque por exigencias del guion. Ahora han cambiado las cosas respecto a cuando Almería perdió la industria del western porque descuidaron a los clientes, falló la profesionalidad y subieron los precios. Quien ha facilitado ese cambio de cultura empresarial ha sido RTVA, a cuyo alrededor se ha formado esa industria.
-¿Cuánto dinero deja el cine en Andalucía?
-Evaluamos que el 30% del presupuesto de cada rodaje se deja en el lugar donde se filma. Y el dinero no va sólo a la industria audiovisual local, sino a la hostelería y a otros servicios.
-¿Cuál es su programa para estos cuatro años al frente de la Andalucía Film Commission?
-El primer objetivo para 2012 es fortalecer la red de ciudades de cine en Andalucía, en la que piden entrar 31 municipios más, entre ellos Baeza y Cazalla de la Sierra, y alcanzar los 150 miembros, incluyendo las diputaciones de Málaga y Almería. El segundo, inmediato, es ofrecer una gran ruta de cine por Andalucía, un paseo por los lugares que han marcado la Historia del cine, que mucha gente desconoce, como el rodaje de Reds en Sevilla o El imperio del sol en Trebujena.
-¿El cine tira del turismo?
-El turismo cultural vinculado al cine es un vector muy importante para salir del sol y playa. Hay otro proyecto que ofreceré al alcalde de Sevilla: paseos de cine por la ciudad, escenario de más de 200 películas y con 200 localizaciones.
-No obstante lo anterior, algunos festivales cierran.
-Han caído el de cine político de Ronda y la Mostra de Valencia, pero se mantienen festivales con un buen concepto como el de cine español de Málaga, el latinoamericano de Huelva y el europeo de Sevilla, al que auguro un gran futuro por su sitio, su prestigio y el equipo que lo lleva.
-Antaño se rodaban aquí las películas del Oeste. ¿Se ruedan fuera de Andalucía las películas sobre Andalucía?
-En 2010, Tom Cruise rodó aquí Knight and day. Pero en su día Misión imposible 2, en la que aparecía una visión espantosa y retardataria de Andalucía, con carreteras de tierra y señores con grandes patillas, se intentó rodar en Sevilla. No se consiguió. Por eso quise montar esta oficina de captación de rodajes.
-¿Y llegará en 2012 otra estrella como Cruise a Sevilla?
-Sí, por supuesto, y 2012 será un buen año audiovisual para Andalucía. Pero no puedo anticipar esa información.
-Cruise pidió un traje de flamenca para su hija Suri. ¿Qué otras cosas piden las estrellas?
-Nick Nolte quiso conocer la ciudad y pasear tranquilo. Cameron Díaz se recorrió todos los bares que quiso. Son las estrellas de segunda las que llegan con exigencias tontas para hacerse valer.