A ver si se enteran los capitostes de las cofradías, que hay mucha gente que, legítimamente, espera, aguarda, desea y se muere por ser hermano mayor, que para eso son hermanos y están al corriente de sus obligaciones como tales; sin que los que estén tengan que abrir puertas de la hermandad alguna como si las mismas fueran de su propiedad.
Dicho lo dicho, me parece excesivamente cruel que cuando el mandato o ejercicio de una junta (generalmente de cuatro años) esté por concluir, se llegue y se diga literalmente: "Queridos hermanos, próximo este gobierno de la hermandad a terminar su ejercicio para los cuatro años que fue elegido, es nuestra intención que, para evitar grandes problemas que heredarían los que nos sucedieran, prorrogar nuestras responsabilidades (¡toma ya!) al menos un año más".
En el apartado "grandes problemas" póngase lo que uno quiera: culminación del expediente de coronación de la Virgen, compra y finalización de un local anejo para ampliación de casa hermandad, reforma de las Reglas y desarrollo de un reglamento de régimen interior donde a las mujeres le den lo que se merecen (salir y entrar -de nazarena, costalera, acólita, capataza, romana o presta-), continuar el expediente de la subvención ya iniciada con las Administraciones para restauración de las imágenes, del templo o del altar de Santa Rita de Casio (patrona de los electrónicos), etcétera.
Señores me parece excesivamente egoísta que el servicio que dicen prestar a la hermandad lo acaparen y sigan en las fotos y en los adioses a la gente cuando se pasea por la calle, ¡ya está bueno lo malo!; creo que ya han servido mucho, que ya se han sacrificado demasiado, que tantas horas hurtadas o sisadas a los hijos, amigos u hobbies, deben tener un punto (lo que no digo si aparte o final, no vaya a ser que me partan la cara).