"Ha venido poca gente, Sevilla no es ciudad de manifestaciones..." Pero también se escucha: "Pues sí que hay bastante gente...". Como en toda movilización que se precie, baile de cifras. Más de 10.000 asistentes para los sindicatos CCOO-A y UGT-A, los organizadores, y entre 500 y 700, según el Cecop.
Jugaba el Sevilla FC en Moscú y se pudo ver mucho pinganillo al oído, pero lo cierto es que la Avenida de la Constitución se coloreó con banderas sindicales y pancartas en las que se podía leer que no, que retrasar la jubilación no gusta al trabajador.
"Somos la generación de los niños mayores maltratados porque somos los que empezamos a trabajar más pronto y ahora quieren que nos jubilemos más tarde". Dolores Viana y Dolores Ruiz son trabajadoras de la limpieza en un hospital sevillano y se sienten "maltratadas" por el sistema. Una se muestra a favor de hacer una reforma en las pensiones pero no a costa del trabajador, "mejor que se cree empleo y así ya verás cómo cotizan"; la otra ni siquiera cree que sea necesario tocar el sistema sino que se hagan otras cosas como "recortar las pagas de los ministros".
Ya empieza la cabecera de la manifestación a moverse. Un vistazo en derredor y poca gente joven. Sí la hay, pero escasa.
La echan en falta Isidoro Piqueras (55 años) y Manuela Jiménez (64), que han venido en un autobús desde Castilblanco de los Arroyos. "Ellos son los que se tenían que mover, porque a mí no me coge, que tengo la jubilación detrás de las orejas. De hecho vengo por ellos", dice Manuela. Creen que, en general, la sociedad se ha acomodado bastante.
Para Isidoro quedaron atrás los años en que se salía a la calle a luchar por los derechos, y recuerda las huelgas generales que se le hicieron a Felipe González y a José María Aznar. Al final, cree que se llegará a ese punto. Sí lamenta que haya "quien prefiera vivir con una limosna del Gobierno que ir a buscar trabajo. Hay mucho conformismo", concluye.
Antonio y Rubén Custodio, padre e hijo, 59 y 27 años, respectivamente. Llegan de Mairena del Aljarafe y no están afiliados a ningún sindicato -una mayoría de los presentes lo está-. A la pregunta de por qué ha venido un chico joven a la movilización, y pese a que la respuesta está en el motivo de su convocatoria, Rubén responde. "Porque es el futuro; si no luchamos nosotros, quién lo hará", se pregunta. Él ha sufrido en sus carnes la lacra del paro. Hace ya más de año y medio que perdió su trabajo de chófer de un camión hormigonera.
También hay división de opiniones en el seno familiar. Rubén cree que habría que asegurar más el sistema aunque no sabe cómo, y su padre se muestra convencido que no es necesario porque las familias no tienen ya tantos niños y habrá menos pensiones. La salida, pese a todo -coinciden-, pasa por crear empleo, aunque también acercan posturas cuando refieren que, al final, al que siempre le toca pagar la factura es al trabajador.
Sonia Bueno llegó desde Camas acompañada por toda la familia, incluida su hija de dos años y medio, para protestar por lo que considera una "injusticia", sobre todo para una generación que "ha luchado para conseguir todos los derechos que ahora tenemos".
Pero recetas más concretas también pudieron encontrarse. La ONG Acción en Red propuso las suyas: "anular las pensiones vitalicias, los blindajes, gravar más las grandes fortunas, recortar el incremento de los beneficios empresariales, evitar el fraude fiscal, la evasión de impuestos y la economía sumergida".
La pancarta la porta Mireia Corell, que cree que si la gente -y los sindicatos- no han salido antes a la calle es porque no había surgido ninguna medida que afectara directamente al trabajador. Lo que sí ocurre en este caso. Y antes que hacer eso, habría que atacar lo anteriormente mencionado, alega Antonia Caro, que la acompaña.
Y he aquí que pudieron percibirse sentimientos encontrados y diferencia de criterios. Así, fueron muchas las voces que se quejaban de que los sindicatos podían haber hecho algo más y, sobre todo, antes. "El Gobierno les calla la boca con dinero", comentaron algunos.
Ayer se publicó en el Boletín Oficial del Estado (BOE) que las dos mayores centrales sindicales recibieron más de 14 millones de euros en subvenciones en 2009.
Precisamente por esa percepción, tras las palabras de los secretarios generales de CCOO-A y UGT-A, Francisco Carbonero y Manuel Pastrana, que hicieron una encendida defensa de los derechos conquistados por los trabajadores, sobre todo el logro de una "pensión digna", trascendió otro mensaje que subyacía, las críticas que están recibiendo los sindicatos por un supuesto inmovilismo.
Ambos negaron ese extremo y pusieron el énfasis en que la de ayer fue una manifestación para "calentar motores" y que "no ha sido la primera ni tampoco será la última".
Achacaron esas críticas a una "batalla ideológica" y señalaron que detrás están los intereses de la gran banca y las aseguradoras.
Alusión hubo, incluso, a la posibilidad de revisar el salario de los funcionarios que ayer mismo espetó el secretario de Estado de Hacienda, Carlos Ocaña. Y olió a nueva salida a la calle.
Difícil fue escuchar los mensajes de los dirigentes sindicales una vez que la protesta, que partió de la Puerta de Jerez en torno a las 19.30 horas, llegó hasta el final de la Avenida de la Constitución, donde se instaló un pequeño escenario.
Junto al mismo, esperaban decenas de sindicalistas de la CGT que ahogaron las palabras de los secretarios provinciales y regionales de las organizaciones convocantes con pitos y cánticos que no cesaron en favor de la huelga general. Un féretro rodeado de velas sirvió para escenificar a quien "no le dio tiempo a jubilarse".
Pero no todo fueron críticas. También hubo quien defendió la actuación sindical, alegando que "la crisis no la provocó el Gobierno, que es cierto que la está gestionando mal, pero no había aplicado medidas contra la protección social", sino todo lo contrario, argumentaron.
Juan es catedrático de universidad, 64 años. Aunque no le afecta porque se jubilará a los 70, piensa que "los sindicatos están siendo muy responsables y cautos a la hora de convocar movilizaciones", y cree que no es momento de una huelga general.
Las manifestaciones se repitieron en todas las capitales andaluzas, un día después de la realizada en grandes ciudades como Madrid y Barcelona.