Sevilla vive alguno de sus días grandes del año. La Semana Santa, pese a los intentos excluyentes que intentaron convertirla en un foro mitinero, seguirá obrando el milagro, religioso y laico, de convocar sensibilidades locales y universales en sus calles. Los sevillanos y los vecinos de su área metropolitana están de celebración y de estreno, el Metro ya es una realidad, y la ciudadanía ha decidido disfrutarlo todo con generosidad y sin fisuras.
La ciudad, acostumbrada a los debates cainitas, está dando de nuevo la espalda a los pregoneros de la autodestrucción. Y, en su estilo, le importa más la evidencia de que el nuevo transporte es un signo evidente de modernidad que aquellas polémicas periodísticas o partidistas que -lejos del seguimiento legítimo y crítico de toda obra pública- parecían alegrarse de las incidencias sufridas durante su construcción. Ya ha ocurrido antes con proyectos de máxima importancia para la capital andaluza.
El AVE para Andalucía, ha sido un gran éxito, pero fue precedido de una campaña agorera y sistemática. Y qué decir la Expo, el evento más querido y "universal" de la ciudad, a ésta le bastó ver el recinto, "poner el dedo en la llaga", para darle un apoyo abrumador y dejar sin espacio a los continuos ataques locales y nacionales. Una actitud hostil que no padecieron las Olimpiadas, ni en Barcelona y ni en el resto de España.
Conviene recordarlo, fundamentalmente para que Sevilla aproveche la nueva transformación e intente consolidar una apuesta de futuro. Con nuevos retos urbanísticos, con una peatonalización que ha creado impagables espacios de uso común; creando sin ensimismamiento nuevos patrimonios culturales, como ocurrirá con Caixa Forum; o mejorando los transportes, como el Metro.
Todo junto parece una nueva oportunidad, pero la historia es cíclica y como nos ocurriera en el año 93, la ciudad parece dispuesta a despegar justo cuando estamos en plena crisis económica. Entonces, tras una era de inversiones, llegó un agujero negro del que ahora se va saliendo. El metro está en marcha, ¿cual será la próxima estación?
Periodista. opinion@correoandalucia.es